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RETRATOS HABLADOS

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* Ya deciden los jóvenes

El sector de los jóvenes que van de los 18 a los 30 años, decidió sin duda alguna el camino por donde habrá de caminar políticamente el estado.
    Por supuesto, sus intereses tienen muy poco que ver con los de 40 y más, con todo y que hablamos de un sector en plena actividad; mucho menos con los que ya se encuentran entre los que se denominan “quincuagenarios”.
    Resulta imposible para quienes hace mucho rebasamos esas edades, intentar siquiera un análisis para evaluar su proceder, y anotar si se equivocaron o no en su decisión final, porque además no somos el mejor ejemplo en la toma de decisiones, y los hechos lo constatan.
    Estoy seguro sin embargo, que en muy poco tiempo seremos testigos del surgimiento de un partido político manejado por y para jóvenes, que logrará evitar la intromisión de adultos dispuestos a darles “generosamente” de su “sabiduría”.
    Porque en términos reales corresponde a ellos decidir el futuro que vivirán como personajes centrales en la historia moderna del estado.
    Los adultos de estos tiempos apostamos a la existencia de ideologías necesariamente opuestas para definir su buen o mal proceder. Y así, por necesidad casi de tipo biológico, nos inclinamos en años mozos, por la izquierda que implicaba cambios, y cultivamos un odio creciente hacia la derecha por ser cuna de explotadores y demás.
    Comprobamos a estas alturas que no ganamos absolutamente nada con ese esquema de buenos y malos, y que ni unos son mejores por pobres, ni los otros peores por ricos.
    Una y otra vez nos equivocamos en el camino a seguir, y en ese fracaso absoluto para lograr una mejor sociedad, más justa me refiero, arrastramos en no pocos casos a las nuevas generaciones que se acercaron para buscar luz en torno al futuro. Lo único que hicimos fue heredarles frustraciones y un sentimiento de rencor por lo poco que alcanzamos hacer realidad  de nuestros sueños.
    Los jóvenes de ahora son diferentes, y poco les importa si nos gusta o no su proceder. Si quieren un día se levantan y hacen pedazos en redes sociales a todo lo que representa recuerdos del pasado. Si tienen o no razón es su muy particular asunto y ni qué decirles.
    Al otro con una madurez absoluta retoman el camino en que su objetivo central es tener los elementos que les permitan ser felices a su manera, y a partir de ese simple hecho hacer una mejor sociedad.
    Nosotros soñamos con cambiar toda una sociedad y ni con el grupo de amigos pudimos ponernos de acuerdo para construir proyecto alguno, así que mal haríamos criticándolos porque desean con sinceridad alcanzar la felicidad.
    Por eso poco tiene uno que decir ante lo que hoy observamos en una entidad como la nuestra.
    Cada cual tiene sus filias y fobias, pero es un hecho que la decisión sobre el futuro no solo de ellos, sino la nuestra, ya pasó a manos de los jóvenes.
    A veces coincidiremos. Otras ya no.
    Lo he dicho de manera constante: en la elección de gobernador era evidente que ganaría Omar Fayad Meneses, ante un par de contrincantes carentes de todo, y que en lo mínimo contaban con el atributo de conectar con la juventud hidalguense. Lejos de ello, se trató de dos aspirantes en una etapa de absoluta decrepitud.
    Sin embargo en la elección municipal, al menos la de Pachuca, todo esperaba menos que Acción Nacional se levantara con el triunfo. Y no porque Mirna Hernández del PRI, resultara mejor opción, o el del PRD, que a la fecha desconozco su nombre, sino por la aparición de un personaje interesante como Julio Menchaca Salazar, sin duda el de mejor nivel intelectual, y el reconocimiento real a su trayectoria como servidor público.
    Logró un número tan raquítico de sufragios a favor, que incluso el candidato del Grupo Universidad lo rebasó.
    Eso no lo entiendo. Nunca lo entenderé.
    Pero un hecho es fundamental: los jóvenes ya deciden el futuro político de Hidalgo.

Mil gracias, hasta mañana.

peraltajav@gmail.com
twitter: @JavierEPeralta

CITA:
    Estoy seguro sin embargo, que en muy poco tiempo seremos testigos del surgimiento de un partido político manejado por y para jóvenes, que logrará evitar la intromisión de adultos dispuestos a darles “generosamente” de su “sabiduría”.