* Gana Omar; adiós a FX y a JGM
Hay una lección fundamental que todos los políticos deben aprender de los comicios celebrados el día de ayer en Hidalgo: el tiempo pasa, y no son pocos los que por última ocasión veremos en el escenario como primeros actores. Algunos producto de la edad, otros porque a lo largo de toda su trayectoria en estos menesteres, únicamente contribuyeron a generar la idea de que los políticos, sin distinción, son una casta de cínicos y sinvergüenzas.
Francisco Javier Berganza Escorza, candidato panista a gobernador, logró concentrar en su forma de hacer y pensar, todos los aspectos negativos de la mala política que pululan en el país, con una preocupante visión obtusa y sobre todo una actitud convenenciera carente de los más mínimos principios de ética, que muchos dan por hecho no existe en el ejercicio de la política.
Calificado para estos momentos como el gran perdedor de la jornada electoral, todavía por la noche de ayer salió a decir en conferencia de prensa que había ganado, de acuerdo a “una encuesta propia”, de la que no dio mayor detalle, al tiempo que invocaba las fotografías que sus seguidores enviaban de diferentes puntos del estado, donde aparecería como gran triunfador en algunas casillas.
Es decir, la estrategia que diseñó desde el arranque de su campaña, no varió en lo más mínimo, dentro de la que la irresponsabilidad mayúscula para hacer acusaciones a diestra y siniestra, en una clara evocación a Xóchitl Gálvez, derivó posteriormente en actitudes de absoluta histeria que dejaron ver un carácter poco equilibrado, y sí en cambio altamente preocupante.
Porque una cosa es un candidato convertido en un energúmeno, y otra a uno con poder.
El mínimo requisito que todo político deben cumplir es la sensatez para enfrentar los retos que implica, en este caso, el ejercicio del Poder Ejecutivo.
Y le adelanto que con todo y que el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), sufrió un atraso grave, es evidente que en ningún escenario el ex cantante podría resultar vencedor, y el canto de victoria que hizo, más pareció un grito de desesperación.
Para fortuna de los propios panistas, Berganza Escorza difícilmente volverá a lograr el apoyo de ese partido para una nueva aventura “político-mercantil”, toda vez que su papel convenenciero es más que evidente, y en definitiva nadie en sus cabales podría insistir en apoyarlo.
El otro que se despide es el profesor José Guadarrama Márquez, y lo más lamentable es que lo hace en un momento que el prestigio que pudo haber logrado como líder opositor a su ex partido, el PRI, está por los suelos.
Pudo haberse ido antes, y quedar en la historia local como un personaje importante de la política. No lo quiso hacer. Sus razones habrá tenido, y lo único que habría logrado por participar en esta nueva elección, es un beneficio que poco tiene que ver con el reconocimiento y la admiración.
Omar Fayad Meneses por su parte, habría ganado de manera contundente la gubernatura de Hidalgo, lo que abre un panorama sin complicaciones para el sexenio que habrá de presidir.
Será gobernador sin lugar a dudas.
La ventaja por más de 20 puntos por arriba del ex cantante le permite un margen más que amplio de maniobrabilidad en el ejercicio de sus funciones.
Además de que lo coloca en una posición privilegiada en la elección presidencial, de ser aspirante tricolor el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Por lo mientras dos políticos ven llegar a su fin sus respectivas carreras políticas, y qué bueno que así sea.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
twitter: @JavierEPeralta
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Para fortuna de los propios panistas, Berganza Escorza difícilmente volverá a lograr el apoyo de ese partido para una nueva aventura “político-mercantil”, toda vez que su papel convenenciero es más que evidente, y en definitiva nadie en sus cabales podría insistir en apoyarlo.
El otro que se despide es el profesor José Guadarrama Márquez, y lo más lamentable es que lo hace en un momento que el prestigio que pudo haber logrado como líder opositor a su ex partido, el PRI, está por los suelos.