RETRATOS HABLADOS

* Cuidar la palabra en tiempos de recortes

 

No es bueno tiempo para hacer política cuando se anuncian recortes brutales al presupuesto federal, que por efecto directo se traducirán en la cancelación de miles de plazas, es decir fuentes laborales, en diferentes dependencias. Hablamos que un número preocupante de familias quedarán a la deriva sin un futuro claro, porque nunca como estos tiempos es difícil conseguir un empleo.

            No es buen tiempo para hacer política, porque a la ciudadanía empieza a preocuparle simple y llanamente sobrevivir. Lejos se quedan los sueños de mejores oportunidades para los jóvenes, de una vejez tranquila para los que cursan arriba de los 60 años.

            No es buen tiempo para hacer política cuando una inmensa mayoría de mexicanos aspiran simplemente a sobrevivir, no vivir plenamente sino sobrevivir, respirar, comer, tal vez mantener a sus hijos en la escuela, pero cancelada en definitiva la posibilidad mínima que pueda enaltecer la existencia con el descanso y la despreocupación luego de toda una vida de trabajo.

            No es buen tiempo para que ninguno de los partidos políticos decida hacer uso del negro panorama que hoy mismo se pinta con un recorte al gasto arriba de los 132 mil millones de pesos. Resultaría carente de toda ética enarbolar la bandera de la miseria para intentar el asalto al poder.

            Y por todo lo anterior, no es buen tiempo para plantear como única vía de solución la violencia, porque la violencia solo genera más pobreza, más núcleos de población ligados al odio.

            ¿Qué hacer entonces?

            Si alguien tuviera una respuesta correcta a la pregunta, con toda seguridad sí sería la mejor alternativa. Pero no la hay, no existe ni existirá.

            El asunto sin embargo es que estamos a la vuelta de nuevas campañas electorales en nuestro estado, campañas que obligan a los candidatos al planteamiento de aparentes caminos que eviten a toda costa caer al despeñadero. Porque hoy como nunca los números fríos del dinero, que simplemente ya no dará empleos ni obras, fijan de manera clara el futuro cercano al que muchos ya no quieren llegar.

            Será vital la sensibilidad de los políticos que están por empezar actividades de proselitismo, para evitar a toda costa el autoungimento como supuestos salvadores de la debacle en que caímos.

            No habrá remedio mágico para tan trágico escenario, y no debemos descartar que será necesario el sacrificio de generaciones enteras, no para llegar a un mejor nivel de vida, sino para evitar la muerte prematura y sin agonía.

            Como pocas veces el lenguaje de los aspirantes a un puesto de elección popular deberá ser cuidadoso, lo mismo de las izquierdas, centros y derechas. No hay credibilidad en nada cuando se voltea y se ven caer a pedazos los sueños, las esperanzas, la fe incluso.

            La izquierda no puede insistir en ser la vía de la salvación, porque simplemente nunca lo ha sido ni lo será. Tampoco la derecha. Ni qué decir de la ideología centro-izquierda, centro-derecha.

            Hablamos de realidades, dramáticas, brutales, que mandarán a la calle a miles de mexicanos junto con sus familias. Porque eso es un recorte de personal. Es dejar a la deriva a quien se sentía seguro, con puerto a la vista en una barca que creía imposible ser hundida.

            Hoy todas las embarcaciones pueden hacer agua. Puede ser el mundo, el manejo absurdo de la riqueza mundial, pueden ser todos los factores que usted se le venga a la mente, pero el hecho sustancial es que no pinta bien el futuro. No pintan bien los sueños largamente acariciados a ser cumplidos. No pinta bien la vida.

            Por todo lo anterior y como pocas ocasiones, es de vital importancia que cada uno de los próximos candidatos oficiales de los diferentes partidos políticos a la gubernatura, a las alcaldías, a las diputaciones locales, se cuiden de la palabra, se cuiden de lo que digan, porque hay poca paciencia entre la ciudadanía.

            Si no hay mesura en el discurso, sentido común, honestidad intelectual, lo que puede venir es que el votante decida que nadie merece su sufragio. Y ese sería un signo lamentable, porque cancelaría toda la posibilidad al ejercicio político como eventual camino.

            Y lo que viene después de eso, ni pensarlo.

 

Mil gracias, hasta mañana.

 

peraltajav@gmail.com

twitter: @JavierEPeralta

 

CITA:

Como pocas veces el lenguaje de los aspirantes a un puesto de elección popular deberá ser cuidadoso, lo mismo de las izquierdas, centros y derechas. No hay credibilidad en nada cuando se voltea y se ven caer a pedazos los sueños, las esperanzas, la fe incluso.

 

 

           

           

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