RETRATOS HABLADOS

* Norte magnético sin palabra

 

Ansiosamente los adivinadores un día lanzan signos inequívocos de que la brújula de los designios apunta a tal personaje, para ser investido con los poderes mágicos del que será ungido. Apenas pasan 24 horas y resulta que el norte no era tal, por lo que se ven en la necesidad de argumentar que seguramente ese día alguna maldad del magnetismo provocó una lectura errada.

            Así será hasta que sin nada romántico de por medio, y con ello me refiero a la visión literaria del asunto, el proceso de negociación culmine con la presentación del tan ansiado nombre que definirá el futuro en cascada de miles y miles de personas, incluidos los adivinadores.

            Sin duda ese es el aspecto mágico del rito por medio del cual un partido político, que se da por hecho ganará en las elecciones del año próximo el gobierno estatal, o que algunos dan por hecho, elige su candidato al gobierno del estado. Porque es mágico el poder que un solo hombre o mujer puede tener una vez asumido el poder.

            La vida cotidiana de cualquier ser humano se fundamenta en la garantía que pueda tener en el aspecto económico, y sin duda alguna quien resulte al final de cuentas ganador entre tanto competidor, lleva como capacidad fundamental el destino que pueda dar a quienes lo miraron con buenos ojos, frase trillada, “desde que no era nadie”.

            Al ser nombrado candidato o candidata, ese “cuando no era nadie”, desaparece en automático y es alguien, y por supuesto alguien muy importante.

            El solo nombrarlo como “Señor Candidato”, “Señora candidata”, transforma de manera absoluta el concepto que se pudiera tener de quien, en ese preciso instante, deja de ser lo que fue para nunca volver a serlo. Eso sin duda es mágico, porque ser gobernador en un estado como el nuestro, y cualquiera de la República, representa el quiebre total del destino.

            Nunca, -quien lo haya vivido vaya que lo sabe-, será posible que regrese a ser lo que fue, bueno o malo. Es una historia que poco o nada tiene que ver, la del que vivió seis años en la tierra del poder.

            Tierra del poder, de sueños y pesadillas, pero que es capaz de sanar todo porque a pocos mortales se les concede esa posibilidad. Una inmensa mayoría simplemente estaremos en calidad de observadores o sufridores de lo que haga quien llegue a esos lugares.

            Por eso la importancia en el club de los adivinadores de no equivocarse, de no jugar todo a un error, porque los errores en estos menesteres se pagan, y se pagan caros.

            Y también a tiempo, es decir antes que todos y que nadie, porque nunca habrá signo más claro de que se creía, se le veía capacidad definitiva, como cuando todos apostaban al que la lógica simple colocaba en ventaja definitiva.

            Así que no es asunto de esperar a ver qué pasa y sumarse a lo que el dominio popular llama “la cargada”.

            Está claro que el ungido o ungida ve a detalle lo que sucede, sabe de los que recelosos y temerosos no apostaron nada, no se jugaron nada. Es pues un asunto de suerte y riesgo.

            En tanto la aguja de la brújula amanece un día hacia un norte que todos dan por seguro y celebran con ansia. Pero al otro comprueban que últimamente no es muy seria en sus cosas y resulta ser el sur.

            No hay palabra en el norte magnético en últimas fechas. Por lo tanto la apuesta, que es deber hacer, será como nunca riesgosa. Y pues sí, esto de jugar a la vida, es algo que a veces duele.

 

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

 

peraltajav@gmail.com

twitter: @JavierEPeralta

 

CITA:

El solo nombrarlo como “Señor Candidato”, “Señora candidata”, transforma de manera absoluta el concepto que se pudiera tener de quien, en ese preciso instante, deja de ser lo que fue para nunca volver a serlo. Eso sin duda es mágico, porque ser gobernador en un estado como el nuestro, y cualquiera de la República, representa el quiebre total del destino.

 

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