Cambio nada más por cambiar, no
El mes de diciembre empieza a delinear con claridad el perfil de los políticos de buen nivel, entre las dos grandes fuerzas que disputarán en 2022 la gubernatura del estado de Hidalgo.
En Morena hay que reconocer la prudencia y mesura, tanto del senador Julio Menchaca, como del delegado de los Programas de Bienestar, Abraham Mendoza. Ninguno de los dos ha usado el discurso, para estos momentos ya gastado, de que el PRI debe salir de Palacio de Gobierno por el simple hecho de que ya lleva mucho tiempo en el poder (lo que es cierto), y que por lo tanto se impone que ahora sea Morena la gran alternativa.
Han sido inteligentes en no caer en el uso simplón de la tesis de que todos, absolutamente todos, están hartos del priísmo. Y lo han sido porque en la entidad hidalguense la militancia del Revolucionario Institucional es real, no es un invento, ni tampoco es producto de un atraso político de carácter histórico.
No es así. Es real porque a un amplísimo sector de la población le ha resultado positiva en su vida diaria, a varias de sus generaciones. Es decir que, en un juicio serio, sin fanatismos, es posible encontrar una gran cantidad de logros en los gobiernos tricolores, y por supuesto también aspectos negativos. Pero nadie, que quede claro, puede reunir el mal absoluto, y tampoco lo contrario.
Lo repito. Ni Menchaca ni Mendoza han caído en ese lugar fácil de los que ahora mismos dicen: “el pueblo de Hidalgo está cansado del priísmo”. No es así, y lamentable es usar de nuevo esa consabida frase del “pueblo”, porque presume incluir a toda la ciudadanía que habita la entidad. No es así.
Funcionó sin duda cuando cayó el gobierno federal con un maestro de las campañas, como lo es el actual presidente de la República. Pero una cosa es el personaje original, y otra los imitadores.
Para bien de Morena, tiene en sus dos perfiles más importantes a la candidatura, a personajes inteligentes, preparados y con una amplísima trayectoria en el Estado.
Del lado del PRI resulta que un día nos levantamos con la noticia de que ya hubo consenso, acuerdos, pero al otro que siempre no. Y eso solo puede desembocar en un resultado: que acaben enfrentados los dos principales aspirantes a la candidatura, y que a tanta polarización prefieran que ninguno sea, pero tampoco un tercero.
Todavía hay posibilidades de un candidato de unidad.
Pero a la fecha son eso: simples posibilidades.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
jeperalta@plazajurez.mx
@JavierEPeralta