Tiempo de acuerdos al interior de Morena y el PRI
Rebasada la primera quincena del primer mes del último trimestre de 2021, el asunto del poder político se mantiene como un tema recurrente en Hidalgo, en tanto los partidos políticos no atinan a encontrar la fórmula secreta que les permita lograr una candidatura sin resquebrajar la de por sí frágil unidad interna, y ante el surgimiento constante de ínsulas poderosas que pretenden imponerse como la única y auténtica opción que los tiempos modernos exigen para una eventual victoria.
Al paso de los días, semanas y meses, empieza a imponerse la versión de la lógica Gateliana en el sentido de que, “lo que va a pasar, pasará; y lo que no va a pasar, no pasará”. Parece un absurdo, pero a estas alturas ya no lo es, y lo que se observa hace prever que, en ninguno de los dos más importantes institutos políticos en la entidad hidalguense, se logrará un acuerdo que evite un choque de trenes sino, lo más importante, que ya en plena campaña quien no resulte seleccionad@ para llevar la bandera de candidat@, anuncie que siempre no apoyará a quien ganó, porque luego de análisis profundos descubrió que no es la mejor opción y mejor se va con la competencia.
Morena, con todo y contar con uno de los eventuales aspirantes con mejor trayectoria, el senador Julio Menchaca, parece empecinado en abrir el juego mediante encuestas hechizas, en un afán que raya en la exageración por querer mostrarse acorde con el discurso presidencial.
Lo anterior solo se ha traducido en que verdaderos especímenes impresentables, de la noche a la mañana hayan cambiado su discurso y de lo que resultaba una broma de mal gusto, ahora se les considere como una verdadera posibilidad a la nominación.
Hidalgo será para Morena uno de sus más importantes experimentos políticos, no solo por su interés en terminar con una de las eras más largas del priísmo, sino porque enfrenta en términos reales a una militancia priísta que se atiene a los resultados en el plano local, pero también a una disciplina que es vigente en buena parte de su territorio.
Lograr una derrota abrumadora del PRI en uno de sus bastiones más importantes a nivel nacional, es todo un reto para el partido presidencial, pero también algo nada fácil de alcanzar.
El tricolor parece haber definido con claridad la ruta a seguir, con un discurso menos ligado a la auto lamentación, y el rescate del pundonor y energía, porque si bien en el plano federal no hay mucho de qué sentirse orgullosos, a nivel local es todo lo contrario, pero por alguna razón habían decidido elegir sentirse avergonzados por todo, poco menos que miserables y dispuestos a la inmolación si fuera necesario.
Ya se dieron cuenta que no era, ni debía ser de ese modo, porque pueden ganar en el 2022, y la sorpresa de esa posibilidad ha permitido que quien llegue a la candidatura deberá ante todo manifestarse orgulloso u orgullosa de ser militante del tricolor, y no algo vergonzoso.
Quien busque la nominación tricolor no le hace un favor a un partido que es fuerte en Hidalgo, que puede ganar y que por lo tanto será el que ponga condiciones, no que se las pongan.
Quien busque ser candidato o candidata priísta, ante todo deberá manifestarlo abiertamente. Si tiene otros caminos que los tome, pero para estos momentos, cuando los bonos del PRI recuperaron su nivel en la entidad, las cosas son diferentes.
Veremos.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta