De conveniencias y transfiguraciones
Un elemento que identifica en todo el sentido de la palabra el quehacer político, aquí y en cualquier parte del mundo, es la conveniencia. De ninguna creo en la transfiguración milagrosa de ningún personaje en estos menesteres, que durante toda su vida se comportó a través de la confrontación abierta, incluso la difamación hacia quienes consideraba sus acérrimos enemigos, para que de buenas a primeras ya se le deba considerar un estadista de altos vuelos, conciliador y buscador de consensos por el bien del pueblo hidalguense.
Se trata de actos de conveniencia política aplicados a todo vapor, para alejar de su eventual consideración como candidato al gobierno de la entidad por el partido del presidente de la República, toda sombra de intransigencia que en automático echarían por tierra sus aspiraciones.
Y en ese casi acto de prestidigitación, como nunca resultan de vital importancia las capacidades del histrión en turno, que de repente es un hombre educado, con dotes únicas para escuchar a la ciudadanía y políticos de partidos opuestos. Vaya pues, un ejemplo de tolerancia que hasta envidia causa.
Sin embargo, bien sabemos que todo tiene como origen la conveniencia de ser lo que no era, y seguramente nunca será.
Pero hablamos de política y en estas lides las necedades, la incapacidad para cambiar actitudes, solo son potestad de quienes llegan al poder con una votación que los coloca con la preferencia y simpatía de más del 70 por ciento del electorado, es decir que no tienen necesidad de modificar nada de lo que pensaban, y por el contrario aumentar su dosis de semi Dios en la tierra.
Pero para los que aspiran a ese cielo de las deidades, está claro que no pueden seguir ese camino, y serán un elemento maleable, capaz de adaptarse a la forma de un vaso, una copa, un plato de sopa, lo que sea.
Con todo lo que se obtienen son acuerdos, para dejar atrás enfrentamientos estériles que no llevan a ninguna parte.
Algo así observamos en el Congreso de Hidalgo, con la amarga experiencia de la pasada legislatura, donde recibieron la orden de su máximo líder para decir no a todo posible consenso, y apurar una pelea a muerte con el gobierno de la entidad, y como consecuencia una casi paralización a la entidad que incluyó ir a solicitar al Congreso federal la desaparición de poderes porque así se los habían ordenado.
Tan lamentable actitud condujo a su líder a enfrentar a la justicia federal, y a la mayor parte de ellos aparecer como personajes grises, rencorosos e incapaces de hacer nada.
Por eso, y con todo y que a estas alturas nadie cree eso de las transfiguraciones milagrosas, el hecho es que hay entendimiento en la Cámara de diputados de la entidad, y eso hace pensar que después de todo lo fundamental son los resultados.
Sin duda los hidalguenses merecen representantes populares capaces de entender que llegar a consensos es la única forma de ir por buen camino, y si en esa actitud logran algo que les convenga, pues que lo aprovechen.
Mil gracias, hasta mañana.
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@JavierEPeralta