Candidato que prometa “reinventar” el Estado de Hidalgo, está condenado al fracaso
Haya o no haya alternancia en la gubernatura del Estado de Hidalgo, la búsqueda de un perfil idóneo para estos momentos que vive la entidad, donde se ha instaurado de manera artificial y como verdad irrebatible, la idea de que luego que han pasado más de 90 años de gobiernos priístas, y por lo tanto llegará otro partido político al poder.
Verdad irrebatible que sin embargo pudiera no ser, porque Morena ha desembocado para estos momentos en un primer punto de quiebre en el plano nacional, y no se diga en el local.
¿Cómo debe ser el próximo gobernador, o gobernadora, del Estado?
El cuestionamiento pudiera llevar a una respuesta genérica, que finalmente no aportaría nada concreto. Pero con todo, es evidente que pudiera partirse de lo contrario, es decir lo que no debe tener quien llegue al cuarto piso de Palacio de Gobierno.
Y en este sentido, sea priísta, morenista, panista, o una revoltura de todos, tendrá como obligación fundamental no caer en la tentación de intentar soportar su mandato en acusar de sus propias incapacidades a los gobiernos que le antecedieron A mayor número de señalamientos dirigidos contra los que ya no estén, mayor será la certeza de que no sabe para dónde va.
Quien llegue al cargo tendrá como tarea fundamental evitar, también, la polarización entre la ciudadanía. ¡Ay de aquel que decida emular lo que pasa en el país, y partir por la mitad el territorio hidalguense, para colocar de un lado a los buenos, y del otro a los malos!
Lo anterior no puede ser logrado si llega al cargo de representación popular más alto de la entidad, alguien que encuentre en la venganza salida a sus rencores, o bien quien carente de una preparación académica por lo menos fundamental, salga con la misma historia de que gobernar ni chiste tiene. No es así.
Peor todavía si cree viable que con tener como padrino al presidente de la República, ya tiene solucionado todo. No es así.
Por el bien de todos debe ser alguien que convoque a la unidad, a reconocer lo bueno que, pese a todo, han logrado gobiernos emanados del PRI, y por supuesto dejar atrás lo que no haya funcionado.
Chéquelos. Si quien llegue asegura que, con él o ella, todo parte de cero y se reinventa la entidad, estaremos ante un rotundo fracaso.
Hay camino andado, errores también, pero aciertos en ese mismo tenor. Negar que en esta larguísima historia de gobiernos priístas no haya tenido un solo logro, es mentir y por adelantado colocarnos en el escenario donde un iluminado, o iluminada, reinventa desde los cimientos nuestra entidad, para descubrir al poco tiempo, que no supo colocar siquiera un ladrillo.
Ojalá haya sentido común. Con eso basta a veces.
Mil gracias, hasta mañana.
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@JavierEPeralta