
El invento de las sociedades maniqueas
Los hechos registrados el día de ayer en las inmediaciones de Palacio de Gobierno, pero fundamentalmente los comentarios vertidos en las redes sociales, dejan ver un odio creciente entre la ciudadanía que ha hecho suya la idea pregonada machaconamente por el gobierno de la 4T, en el sentido de que de un lado están los malos y dignos del peor castigo, y del otro los que asumen la personalidad de pueblo para pasar de las maldiciones a los hechos. El invento pues de las sociedades maniqueas.
Habitantes del municipio de San Salvador, gobernado por el morenista Armando Azpeitia, el mismo que ha insistido que deben recibir a la brevedad las instalaciones de la Escuela Normal de El Mexe, como lo comprometió el hoy Presidente de la República, acudieron para manifestarse en la sede del Poder Ejecutivo y exigir la ejecución de diversas obras comprometidas en su municipio.
En apariencia se trataba de una simple protesta que no tendría ningún tipo de complicación.
No fue así. Un grupo de personas que dirigían las acciones, decidió buscar ingresar por la fuerza al inmueble supuestamente para obligar a una reunión deliberativa, lo que dio origen a un primer conato de enfrentamiento pero que aún se observaba controlable.
No fue así. La violencia creció como la espuma. Se generó una batalla campal en la que por desgracia una persona resultó severamente herida, al parecer por un cartucho de gas lacrimógeno que le habría impactado en la cabeza. El último reporte es que habría sido ingresado a cirugía en el Hospital General de Pachuca.
Del lado de los uniformados, cuatro policías fueron reportados como heridos, uno de ellos que se observa en varios videos recibió el impacto de un artefacto de cemento en el pecho.
El hecho concreto es que fuimos testigos de un zafarrancho que quisiéramos creer no tiene ningún trasfondo político, pero pecaríamos de inocentes si caemos en una versión tan simple. Porque el intento de los manifestantes de ingresar a la sede del Poder Ejecutivo difícilmente era con la intención de establecer una mesa de diálogo, sí en cambio para llevar la situación a un momento de crisis que derivara en un hecho de tipo nacional.
Negar que a pocos días de los comicios más grandes del país, el asunto no esté relacionado con esa coyuntura es difícil. Negar una falta de acciones preventivas para evitar lo sucedido, también. Porque aún cuando cada manifestación puede derivar en violencia, es razonable pensar que lo mejor es prevenir a lamentar.
Sin embargo, y después de todo lo anotado, todavía resultan más lamentables las palabras escritas en las redes sociales contra los uniformados: “son unos perros miserables que merecen morir como eso, como perros”.
¿Quién en su sano juicio puede erigirse como el Juez de una situación en que está en juego la vida humana? ¿Quién se atrevería a promover de manera deliberada actos violentos en que pierden los de siempre? Pero sobre todo: ¿a quién puede convenir que en vísperas de elecciones, se busque impulsar la calificación de un gobierno emanado del PRI como fascista, criminal y otras cosas por el estilo?
Si Morena y aliados han detectado una disminución alarmante de eventuales triunfos en las elecciones del 6 de junio, es posible que estemos ante una primera estrategia puesta en marcha para lograr descalificar los resultados. Y esto es muy, pero muy grave.
Lamentable sin duda lo que se vio ayer. Lamentable que de pronto el odio sea la moneda permanente para todo conflicto, que se cancele la posibilidad del diálogo para dar siempre preferencia a la violencia. Y no, imposible decir que unos son los buenos, y otros los malos.
Lo cierto es que todos son responsables, y que el cuento de sociedades maniqueas es eso: un cuento.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta