RETRATOS HABLADOS

* Campañas de linchamiento

 

Un día de ninguna manera puede ser tiempo suficiente para emitir juicios definitivos sobre el buen o mal funcionamiento del Tuzobús, que ayer empezó a funcionar en la capital hidalguense. Es evidente que tendrán que ajustarse diversos mecanismos del nuevo sistema de transporte masivo, pero que en términos generales resultan normales en una obra de esta magnitud.

            Las redes sociales se saturaron, a través de cuentas bien identificadas, con sentencias lapidarias y un llamado casi a la insurrección.

            El servicio tendrá que pasar la prueba de los tres meses, que en todo el mundo es el tiempo razonable para ajustar lo que deba ser ajustado, y corregir lo que no se contempló en el proyecto integral. Es una constante técnica que como tal se contempla y ahí sí, pasado ese tiempo, hay elementos suficientes para un juicio claro y alejado de la campaña en contra, que hoy mismo observamos en las redes sociales.

            Basta con indagar en un buscador con el nombre de “metrobús”, para encontrar un sinfín de información que nos habla del proceso que ha seguido en todos los lugares donde se ha instalado ese servicio, y descubrir que al evento de inauguración deberá seguir una tarea depuradora que finalice, pasado el tiempo anotado, con un informe claro de lo alcanzado.

            Pachuca no podía, bajo ninguna circunstancia, mantenerse al margen del proceso de modernización que otras capitales han registrado, no solo en materia de transporte, sino de paisaje urbano.

            Añorar los tiempos idos cuando se le identificaba como una ciudad de paso, huraña y melancólica, puede resultar un buen ejercicio de memoria para los que la vivieron y disfrutaron a su manera, pero que de ninguna podía concebirse como el destino eterno al que todos estarían condenados.

            “Todo tiempo pasado fue mejor”, puede resultar un consuelo poco digno para quienes con su trabajo y esfuerzo impulsaron el crecimiento de la capital hidalguense, porque en definitiva los fines de semana de esas épocas, en que todo quedaba desierto y lóbrego pasadas las ocho de la noche, es difícil de explicar a las nuevas generaciones como la época de gloria de Pachuca.

            Nos guste o no las cosas han cambiado, en buena parte para bien.

            El entubamiento del Río de las Avenidas, que durante décadas lucía la podredumbre en pleno centro de la ciudad, fue una de esas obras que dejaron atrás un recuerdo lamentable que llevaba de inmediato a entender el porqué durante mucho tiempo, la Zona de Tolerancia era el gran atractivo para propios y extraños.

            Mucho ha cambiado, mucho hemos cambiado.

            Por principio de cuentas, y qué bueno, aquella frase absurda del “Pachuca para los pachuqueños”, hoy es parte de un recuerdo ignominioso.

            Pachuca es una capital para estas alturas, con pachuqueños de nacimiento o de adopción, que ha sido generosa en todos sentidos con los que llegamos de fuera para fincar aquí nuestro presente y futuro, y seguramente la última morada donde diremos adiós o hasta siempre.

En eso no hay duda.

            Igual plena de quienes con brazos generosos arroparon al fuereño y supieron guiar al que aún añoraba su lugar de origen, pero que descubrió al paso de los años que sí, que efectivamente había llegado a su hogar definitivo.

            Por eso, por todo lo que hoy mismo implica la historia de la ciudad capital, es que resultar deber fundamental esperar con optimismo bien entendido, que el nuevo rostro del transporte resulte positivo para todos.

            Apostar por asuntos políticos a trasmano a que todo desemboque en el caos, es mezquino, miserable.

            Las normas técnicas más estrictas plantean tres meses para tener, ahí sí, un juicios definitivo. Tres meses para corregir, porque ninguna obra es perfecta, menos una tan relacionada con la actividad humana.

            El Tuzobús apenas empieza. Unirse a campañas de linchamiento es absurdo. Por el bien de todos debe funcionar, y lo deseamos de corazón.

            Es nuestra ciudad, y el futuro que le espera debe ser halagador.

 

Mil gracias, hasta mañana.

 

peraltajav@gmail.com

twitter: @JavierEPeralta

 

CITA:

Por eso, por todo lo que hoy mismo implica la historia de la ciudad capital, es que resultar deber fundamental esperar con optimismo bien entendido, que el nuevo rostro del transporte resulte positivo para todos.

            Apostar por asuntos políticos a trasmano a que todo desemboque en el caos, es mezquino, miserable.

 

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