
El retorno de los Dioses
Con mucha frecuencia los llamados a “sálvese quien pueda!”, pecan de exagerados, alarmistas o son producto de una coyuntura para crear un ambiente de miedo y zozobra. Tan frecuentes han sido que acabamos por no hacerles caso, o dar por hecho que atrás de ellos hay intereses inconfesables. Hemos tenido razón en gran parte de los casos.
A dos semanas de que se lleven a cabo las elecciones más grandes en la historia del país, las alarmas se han prendido en ambos bandos, lo que significa la cristalización del ideario del Presidente de la República: de un lado los buenos, gentiles y generosos que son ellos como el Lobo Lupy de Lub, y del otro los malos-malos, corruptos, conservadores y fifís.
El caro anhelo maniqueo del actual régimen vivirá este 6 de junio su prueba de fuego. Un país dividido por todos los odios habidos y por haber, y en el que se ofrece implícitamente la justicia a mano propia si la mayoría así lo decide, tiende a prolongar en el poder a su promotor.
Eso lo saben, han visto confirmar su efectividad en otras latitudes.
Sin duda es la condición humana que así sean las cosas, que el hartazgo lleve a un escenario que hubiera parecido una locura en otros tiempos, pero que se ve en la actualidad como la única opción ante el desastre.
No, la realidad del presente es aún más patética que los tiempos pasados. Ahora se trata de miedo a que se dé por hecho que solo con la destrucción hasta los cimientos del pasado es posible que emerja un nuevo futuro. El miedo es a la nada.
AMLO ha sido sin duda el mejor candidato presidencial de todos los tiempos, pero todo indica que también puede pasar a la posteridad como el peor para ejercer el poder alcanzado.
Por todo lo anterior, los comicios del 6 de junio pueden ser todo y nada, es decir, la continuación hasta donde tope del actual régimen; o bien, la puesta en marcha de nuevas alternativas políticas que pudieran ser la síntesis de lo mejor (que sí existe) en las diferentes corrientes de pensamiento.
La realidad nos hace ver que la deificación del pueblo o su santificación, solo es una estrategia vulgar y cínica de quienes buscan a toda costa erigirse en Dios o de a perdida en Santos de calendario.
Mil gracias, hasta mañana.
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@JavierEPeralta