
Empresas políticas que dan buen dinero
La inclusión de Canek Vázquez Góngora en la primerísima posición de aspirantes del Verde Ecologista a una diputación local por la vía plurinominal, hacen ver una lamentable realidad en la política que siempre ha existido en torno a institutos políticos que en términos reales no representan a nadie, pero que sí resultan un negocio redondo para sus creadores. Mismo caso es el del PT y otras franquicias que se rentan al mejor postor.
Vázquez Góngora de ninguna manera desea ser representante popular. No le interesa, lo considera una afrenta a su alcurnia de político de altos vuelos, pero sin embargo la acepta porque está cierto que en algún momento puede servirle para escalar en su proyecto de buscar la primera magistratura de Hidalgo.
El Verde Ecologista de los González Torres, simplemente decidió que resultaba un buen negocio bajar al que iba en primer lugar de sus plurinominales y catafixiarlo por quien ya fue en una ocasión legislador en la entidad primero por el PRI, de donde saltó a Morena. De su paso por el cargo no se sabe absolutamente nada.
Sin embargo, lo que haya hecho o no en el pasado, lo que haga o lo que hará, importa bien poco a una empresa política como es el Verde, que sin duda ha sabido manejarse con tino, primero al abanderar causas que atraen la atención del ciudadano, adjudicarse otras por las que nada hicieron, pero fundamentalmente saber el momento exacto para vender sus votos legislativos al mejor postor.
Es una empresa que lo mismo puede estar al lado del PRI, del PRD, de Morena ahora, en fin, del que observen puede servir a su negocio, el más próspero del que tengamos memoria.
Por eso Canek se dijo: “si ellos hacen bisnes, por qué yo no los haré”. Y aunque sus dividendos los busca en la posibilidad de trepar a lugares de más poder, es evidente que el potencial votante es asunto menor.
En fin, una historia que se repite, pero que coincide con los maestros del chapulineo, que son los partidos con raquítica presencia, pero que pueden inclinar la balanza en el momento adecuado con sus votos, que han sabido negociar de manera única y se han convertido en lección histórica para quienes aspiren a la gloria de ser empresarios de la política.
Por su parte, el Partido del Trabajo, hoy franquicia del Grupo Universidad, buscará a toda costa quedar bien con sus contratantes. Un negocio menos aristocrático pero con todo, ha rendido buenas ganancias para quienes lo han dirigido en el país y la entidad.
Como nunca resultaría interesante que de una vez por todas se viera la posibilidad de que institutos políticos sin razón de ser, simplemente fueran extinguidos por el bien de la nación, por el bien de la política y así de paso ahorrar muchos millones de pesos al erario público. Como no sea su labor de moneda de cambio, al ciudadano en términos reales no le sirven para nada.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
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@JavierEPeralta