* El efecto Manlio en Hidalgo
Manlio Fabio Beltrones, virtual dirigente nacional del PRI, tiene una profunda relación con personajes de la política local, quienes, desde que empezó a correr la versión de que llegaría al cargo más importante dentro de la estructura tricolor, se apuraron plantear un futuro promisorio para sus proyectos particulares, que por supuesto contemplan la gubernatura del estado de Hidalgo.
Para nadie es desconocida la estrecha amistad que Beltrones mantiene con el dirigente del Grupo Universidad, Gerardo Sosa Castelán, quien una vez más no hace comprobar que político sin suerte, es político sin destino.
A su paso como coordinador de la bancada priísta hidalguense en el Congreso de la Unión, el ex rector universitario trabó una fuerte amistad con quien fuera gobernador de Sonora, así como con Emilio Gamboa Patrón, ambos ligados a Carlos Salinas de Gortari, todavía uno de los hombres más poderosos del país.
Político con suerte, porque cuando se daba por hecho que su participación en la renovación del Poder Ejecutivo del estado tendría que ser de una especie de semiclandestinidad con sus Redes Ciudadanas, el arribo de Beltrones lo da oxígeno puro para invocar su militancia priísta, toda vez que nunca ha renunciado ni ha sido expulsado, y buscar la primera vía para coronar sus aspiraciones.
Tarea que por supuesto choca de frente con el visto bueno que tendría que dar el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con quien mantuvo y mantiene no solo una relación distante, sino de plano plagada de desencuentros, casi tan graves como los que lo distanciaron abismalmente con el ex gobernador Jesús Murillo Karam.
En un escenario que pareciera no cambiaría ni un ápice, Sosa Castelán habría tenido no solo que cancelar sus aspiraciones a la primera magistratura estatal, sino de plano invocar a su buena suerte para mantenerse como cabeza del grupo que tiene en sus manos los destinos a la Universidad Autónoma de Hidalgo.
Sin embargo el panorama que hoy mismo vive es totalmente diferente, y le hace recuperar la vieja ambición de ampliar su espacio de acción y gobierno, de los campus universitarios a todo el territorio hidalguense, por el simple hecho de no es desconocida su cercanía con Manlio Fabio Beltrones y Gamboa Patrón.
Vaya pues que no desperdició uno solo día de su estancia en la capital del país como responsable de los legisladores hidalguenses, para acercarse a personajes de la política a nivel nacional de eterna vida, por la simple y sencilla razón de que crecieron y crecen bajo la sombra de un personaje casi mítico como Salinas de Gortari.
Supo también qué bando de la política priísta tomar, y optó con el más cercano a su propio estilo en el ejercicio del poder, que no podía ser otro más que Beltrones.
Así que a estas alturas lo que observamos es algo inédito en el escenario estatal, porque la lucha será al interior del Revolucionario Institucional, y quien ofrezca mayor infraestructura para lograr una victoria holgada en el 2016, serán quien finalmente pudiera resultar candidato a la gubernatura.
Sin embargo, y por muchas razones, el veto presidencial será definitivo, pero no condenatorio, hecho que marca la diferencia en el futuro del Grupo Universidad, cuando sus propios integrantes y por supuesto el dirigente, habían dado por hecho que sólo podrían disputar cargos de elección popular a través de su propio partido político, disfrazado de Redes Ciudadanas.
El jefe político del priísmo del país, que es el Presidente de la República, decidirá finalmente el nombre de quien será el candidato a gobernador, y en esto tendrá una importancia vital la opinión del titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio. Pero también, y esta opinión acabará por inclinar la balanza, será el gobernador Francisco Olvera Ruiz, quien tendrá que decidir en la absoluta soledad de quien ejerce el poder, en un ritual único y casi mágico.
Los dados, aún no han sido echados, y por lo visto no hay historias definitivas.
Mil gracias, hasta mañana.
twitter: @JavierEPeralta
CITA:
Político con suerte, porque cuando se daba por hecho que su participación en la renovación del Poder Ejecutivo del estado tendría que ser de una especie de semiclandestinidad con sus Redes Ciudadanas, el arribo de Beltrones lo da oxígeno puro para invocar su militancia priísta, toda vez que nunca ha renunciado ni ha sido expulsado, y buscar la primera vía para coronar sus aspiraciones.
