Vaya coraje que pasó la señora Catalina Sánchez Ladino el martes. Ese día Le arrebataron su bolsa en el parque del centro de Tizayuca. Era como si el asaltante supiera que minutos antes había retirado cinco mil pesos del cajero automático de Bancomer.

El atraco fue realizado por dos personas, una que distrae, haciéndola vulnerable, mientras otra le arrebata el bolso.

Acompañada de su hijo de dos años fue al cajero a retirar dinero. Saliendo del banco se dirigía a la esquina para tomar su transporte. Fue en esos momentos en que un hombre adulto se le acercó. Le mostró una hoja en la que venía anotada una dirección, donde presuntamente acudiría para cambiar un cheque.

La señora Catalina le dijo que no sabía dónde quedaba esa calle, por lo que le sugirió ir al sitio de taxis de la esquina para que le preguntara a un conductor.

Segundos después pasó un joven al cual también abordó el señor y le preguntó lo mismo. El joven dijo saber dónde estaba esa calle que buscaba.  Se ofreció a llevarlo.

La señora Catalina, se alegró porque el señor “extraviado” había resuelto su problema. Intentó seguir su ruta. Caminó rumbo a la avenida Juárez. De pronto. El joven “conocedor de las calles” le arrebató la bolsa.

Tanto joven, con el botín, y el señor “extraviado” se echaron a correr, por el arrollo vehicular, pero en sentido contrario, para que ningún automovilista pudiera alcanzarlos.  

En su carrera, hombre y joven dejaron tirado el cheque que supuestamente tenía que cambiar “Don extraviado”, mismo que recogió la señora.

Asustada tomó de la mano a su hijo y fue a la esquina a buscar un policía. Ya sabemos que cuando se les requiere jamás los encontrarás.

Vecinos aseguran que en el lugar se han registrado nueve casos similares en escasas semanas.

Dicen que estas personas se dedican a robar: Uno de ellos trae un cheque (por lo regular de 20 mil pesos). Le dicen a la víctima que tiene que cambiarlo, pero que teme que la persona con la que quedó de verse en esa esquina, llegue, no lo vea y se marche. Le piden a la víctima, de favor, cambiarlo en el banco. Que le dará 500 pesos, mientras él tipo cuida sus cosas, o según la credulidad de la víctima, le piden algo a cambio joyas o efectivo, a cambio de darles el cheque.

Sobra decir que sí la gente les cree, y por “ganarse” los 500 pesos accede a cambiarles el cheque, al salir simplemente ya no está el tipo; ni tampoco las cosas que “le cuidaban”.

Cuando la víctima no cae en la trampa, y además no los podrá alcanzar en una carrera, como en el caso de la señora Catalina, entonces recurren al truco de la distracción para que un cómplice les arrebate la bolsa.