Respiren maestras, respiren maestros

POR: EL PEQUEÑO TIMMY

Sí, en Hidalgo aún quedan muchos maestros y maestras que mantienen encendida la antorcha de la vocación, esa flama que los incita a buscar nuevas formas de transmitir conocimientos, y acompañar a los alumnos y alumnas en su formación educativa. Durante la pandemia de covid-19 los hemos visto, están ahí, moviendole a la computadora, aprendiendo a usar las herramientas tecnológicas que les permitan estar, aunque a la distancia, en el camino de una nueva ciudadanía, responsable y letrada. 

A veces es bueno mirar atrás, y recordar a los maestros que marcaron nuestras vidas, que supieron ganarse un espacio en nuestra memoria por la forma de enseñar, porque eran a los que más les entendíamos, los que bajaban de su nube de interpretación para dialogar a ras de piso con las mentes que comenzaban a brillar.

Han sido los maestros piezas claves para la conformación y defensa de la patria, han sido las escuelas, semilleros de nuevas personas y todo gracias a los maestros y maestras que tienen vocación, que se empeñan en hacer que sus alumnos aprendan: ¿Quién sin una vocación sería capaz de caminar por horas para llegar y atender  a un grupo de niños que no son de su familia pero que se ganan el corazón y se convierten en una? ¿Quién en su sano juicio, sale en búsqueda del alumno que no llegó?

O con mayor emotividad: ¿Quién se atreve a compartir de sus alimentos con el alumno que no desayunó? Todos conocemos  o conocimos en nuestra vida a un personaje así, un maestro que más que una materia escolar nos dio grandes lecciones de vida. Y hoy muchos ahí están, al pie del cañón, enfrentando una situación que los alejó de las aulas, sacando a un país de la ignorancia, luchando contra los estigmas, y afrontando las adversidades. 

Hablo de los maestros que tienen vocación, que con brillo en los ojos cada nuevo ciclo escolar reciben a los nuevos alumnos en sus aulas, los que se desvelan horas llenando programas que a veces son inútiles y quedan más que rebasados por la creatividad docente. Cuando digo maestros y maestras hablo de vocaciones, porque quién no tiene vocación para enseñar, aunque tenga el papel, no puede ser llamado así. 

En estos tiempos de pandemia, en la que un virus nos ha confrontado a todos, en estos días en que todos hemos estado a prueba, el trabajo que han desarrollado los maestros y maestras, es y será crucial y se verá reflejado a corto y largo plazo; sin duda, habrá quienes hayan puesto resistencia, quienes todavía se nieguen a entrar a la dinámica que ha dictado el coronavirus que enclaustra a todo el mundo, pero también están aquellos que reconocen (en su propia vocación de enseñar) su hambre de aprender y seguir en el camino del crecimiento profesional. 

Se ha ido el tiempo como agua que se escurre entre las manos, y han llegado las vacaciones de fin de año, es hora de decir: “respiren maestras, respiren maestros”. Los héroes que forjan mejores destinos para sus alumnos también merecen un descanso, nos vemos en enero de 2021, con más trabajo, con más ganas de enseñar, con esa vocación que los mueve sin buscar mayor reconocimiento que quedarse en un rinconcito de la memoria de sus alumnos, siendo en muchas ocasiones un motor de transformación social. 

Dato:  Todos conocemos  o conocimos en nuestra vida a un personaje así, un maestro que más que una materia escolar nos dio grandes lecciones de vida. Y hoy muchos ahí están, al pie del cañón.

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