Dicen que nunca es tarde para reconocer errores, pero también es cierto eso de que hay ocasiones que se esperan a que se ahogue el niño para tapar el pozo. Y es que estos dichos populares quedan a la medida en lo que hace tiempo se esperaba que sucediera en el Congreso local de Hidalgo, que alguien levantara la voz para pedir respeto por el recinto y por la ley, aunque esto fuera parte del protocolo, nada más.
Lo anterior sucedió luego de que la diputada Sharon Macotela Cisneros se fuera en contra del diputado Juan de Dios Pontigo Loyola de una forma que varios diputados y diputadas señalaron como “corriente”, el problema no es lo corriente sino que no es la primera vez que la diputada demuestra falta de conocimiento, desinterés por el trabajo legislativo, falta de respeto por los protocolos e incluso por el mismo recinto en el que ahora protagonizó una discusión con el priista.
Lo extraño es que a casi dos años de la actual legislatura, no se hayan dado cuenta del personaje que tenían enfrente, parece que no fue suficiente que la diputada festejara el cumpleaños de su hija en la Sala de la Diputación Permanente posterior a una comparecencia de Turismo o que en plena contingencia se maquillara y pintara los labios mientras su cubrebocas se quedaba aventado a un lado, en plena sesión.
Si lo anterior no fueron malas conductas, quizá el salirse de la sesión para fumar o para ir de compras, parezca nada en comparación con la desatención que ha tenido de su trabajo legislativo, es más ya ni siquiera es importante mencionar que al igual que muchos otros antecesores ha demostrado una peculiar forma de leer que dirían las honorables maestras de educación primaria: “No es de corridito”.
También es vergonzoso que se tome la tribuna para verter comentarios fuera de lugar, subir temas personales y convertir la tribuna en un lugar de poder desde el que la diputada pretende hacer valer comentarios que en varias ocasiones han rayado en lo ridículo, en lo absurdo y en un estado se surrealismo que los hidalguenses no se merecen. Insisto en que no ha sido el único perfil en las 65 Legislaturas, pero es el que no ha sido superado en la actual.
Por una parte, es lamentable que en el congreso se haga un llamado de atención hasta ahora, pero por otro lado es bueno reconocer que están a tiempo de resarcir esta y otras actitudes que los diputados han tomado, ya no hablaremos del tiempo que pierden saliéndose de las sesiones, pero algo que siempre hablará de las personas y de los funcionarios públicos sobre todo es la puntualidad, es tener en tiempo y forma el trabajo al que se comprometen, es estar a tiempo en las sesiones del pleno, es dictaminar a tiempo las iniciativas que llegan a las comisiones, es desquitar con trabajo real el trabajo por el que cobran cada quincena.
Ojalá después de este incidente, se recobre el respeto que debe haber en la Casa del Pueblo, el respeto a los compañeros de bancada sí, pero más allá de lo que sólo afecta a los diputados, se recobre el respeto a la ciudadanía, al trabajo legislativo, a los resultados en comisiones, se recobre el respeto hacia una sociedad que merece mejores legisladores, con mayor preparación, con entereza y no bufones que ni coraje despiertan en el sentir hidalguense, hay una especie de compasión para no decir lástima por la burbuja tan poco profesional en la que viven y creen que todos deberían vivir.