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Rescatan entierro milenario en la carretera Mante-Ocampo-Tula

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Rescatan entierro milenario en la carretera Mante-Ocampo-Tula

Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) iniciaron el salvamento de un sitio arqueológico que localizaron al sur de Tamaulipas, denominado El Naranjo, donde se registraron más de una decena de enterramientos humanos, los cuales dan cuenta de la diversidad de antiguas prácticas funerarias en esta área de la Huasteca tamaulipeca. El hallazgo se registró hace dos semanas y los trabajos de salvamento continúan. 

El descubrimiento se dio a raíz de un rescate de vestigios en la construcción de la carretera Mante-Ocampo-Tula (que conectará los municipios de Mante, Ocampo y Tula) y que realiza el INAH en colaboración con el Centro INAH de Tamaulipas. 

El coordinador de estas tareas, el arqueólogo Esteban Ávalos Beltrán, expresó que se han identificado y explorado un par de construcciones de tierra con mampostería de roca caliza y basalto, denominados montículo 4, que tiene 20 metros de diámetro, y el montículo 11 alcanza los 30 metros; “se trata de espacios donde se realizaban actividades de distinta índole”.  

Al interior del Montículo 4, explicó, se descubrió un enterramiento múltiple y simultáneo, consistente en los restos de tres individuos adultos, ataviados con pendientes de concha y cuarzo verde.

Esteban Avalos abundó en que otros entierros individuales fueron encontrados, en su mayoría, en posición flexionada, sedente y dorsal, así como lateral. Entre estos destaca el entierro 4, encontrado en el Montículo 1, un personaje adulto localizado dentro de un túmulo de piedra caliza.

El investigador explicó que lo interesante de El Naranjo es su localización, junto con otros sitios, en el septentrión mesoamericano, “en uno de los valles de la Sierra Madre Oriental, entre las Grutas de la Puente y el Cañón de La Servilleta, donde comienzan a observarse características que siglos más adelante, en el periodo Posclásico (1200-1521 d.C.), se asociarían a la tradición cultural huasteca”.

Sobre la ocupación del sitio, Ávalos Beltrán dice que es probable que El Naranjo estuviera activo hacia la fase tardía del Clásico (600 y 900 d.C.), hace más de un milenio. “El área de Ocampo comenzó su ocupación varios siglos antes de nuestra era, en la Fase Infiernillo (7000 a.C.), que se asocia con etapas de domesticación de plantas silvestres y el origen de la agricultura en México. Los grupos desarrollaron una cultura particular, como lo demuestra su arquitectura y su cerámica”. 

“Este proyecto es de suma importancia para la arqueología de Tamaulipas”, dijo el especialista.