#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO
- Ha muerto “El Pana”, y en su muerte comprometió a Rodolfo Rodríguez González a sobrevivir los años que le quedan sin movilidad en el cuerpo
Estimados Amigos, con el gusto de saludarlos a través de este espacio de Plaza Juárez. Ya lo hemos comentado en otras entregas, la Fiesta Brava es de contrastes, llena de luz y sombra, triunfos y fracasos, vida y muerte; no existe otra disciplina tan real y verdadera que realicen los seres humanos y que además transmita a quién la observa una diversidad de emociones, hasta llegar a la pasión que radica en la verdad del Torero, esa verdad que es la certeza de muerte omnipresente de tarde a tarde en las plazas de toros, en el peligro implícito en el arte de lidiar reses bravas.
La muerte que andaba a la caza del Maestro tlaxcalteca lo alcanzó el pasado domingo y, si bien respetó la vida de Rodolfo Rodríguez, se llevó a “El Pana”, en la Plaza de Ciudad Lerdo, Durango, en la conurbación con Gómez Palacio del mismo Estado y Torreón, Coahuila, cuando los dos ejemplares de la vacada de Guaname le propinaron terribles volteretas, cayendo en ambas de fea forma, siendo la más delicada la que le propinó su segundo de nombre “Pan Francés”, al caer de cara a la arena se fracturó tres vértebras cervicales, causándole “lesión raquimedular cervical severa con fractura de tres cuerpos vertebrales, producto de contusión con hiperextensión cervical”, (que para quienes no sabemos de términos médicos se traduce como; herida de la columna vertebral a la altura del cuello con fractura de tres vértebras a consecuencia de una lesión de “latigazo” del cuello), para finalmente serle diagnosticada la cuadriplejia.
“El Pana” debió morir para el toreo la tarde del 7 de enero de 2007, en su despedida de la Monumental Plaza de Toros México, como lo había decidido Rodolfo Rodríguez González, retirándose después de lidiar el lote de la dehesa de Garfias que le había correspondido, pero no, saltó al ruedo “Rey Mago” un buen mozo, con 550 kilos, con el que “El Pana” destapó el frasco de las esencias taurinas y realizó una de las más importantes faenas de su vida, que si bien fue básicamente derechista estuvo llena de detalles artísticos, pinceladas que llenaron el ruedo de la gran México de arte, magia y duende, así lo que debió haber sido su sepelio fue su resurrección y con 55 años a cuestas comenzó a recorrer nuevamente la geografía taurina de la República Mexicana y el extranjero, lleno de ilusiones como un chaval.
La importancia y trascendencia del triunfo logrado por “El Pana”, aquel 7 de enero, inspiró al aficionado español Fernando J. Sánchez que escribió este bello poema al Diestro:
“A Rodolfo Rodríguez “El Pana”. Burlón de encalesada rebeldía, chamaco de limón agitanado, maestro infiel y siempre perfumado de “el santo olor de la panadería”.
Rey Mago que en las musas reinaría sobre un azteca ruedo desbordado que besa un corazón enamorado del dulce sollozar de la alegría..
Al negro amanecer de las cantinas le visten de “Don Juan” las mesalinas, junto a la “Porra Libre” que le reza:
Que la tarde de un séptimo de enero, un arcángel vestido de torero, soñó la eternidad de la belleza.”
Así “El Pana” convenció a Rodolfo Rodríguez que debían seguir toreando, lo cual hizo regularmente durante los últimos 9 años, alcanzando una de sus mayores ilusiones el pasado 6 de marzo cuando se encerró con seis toros de Manolo Espinoza e Hijos en el arranque de la Feria de Texcoco 2016.
La última vez que vimos personalmente a “El Pana” fue en la corrida celebrada el día 28 de Febrero último en la Monumental Vicente Segura, tarde en la que compartió el burladero de Prensa del callejón del coso pachuqueño, con la cordialidad que siempre le ha caracterizado, esa ocasión en entrevista para la radio de Tulancingo, a ocho días de su encerrona, le cuestionamos sobre qué había opinado Rodolfo Rodríguez cuando “El Pana” le hizo saber que despacharían seis toros en solitario, a lo que el tlaxcalteca respondió de buen talante, que le dijo “pues ya que, hay que echarle pa’lante”.
Ahora “El Pana” ya no pisará nuevamente un albero, su arte, ese arte quintaesenciado por el pellizco gitano seguramente heredado de algún ancestro conquistador, estará sepultado en el cuerpo inmóvil de Rodolfo Rodríguez González convertido en catafalco de un torero verdad, que luchó contra todo y contra todos, inclusive contra él mismo. Fuerza Rodolfo Rodríguez, el Señor es contigo.
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO.