Una avioneta que sobrevuela Cleveland con la pancarta Hillary a la prisión en 2016, camisetas a la venta con el lema Prisióndenta y cánticos en la convención republicana de “A la cárcel, a la cárcel”. Las feroces descalificaciones contra la demócrata Hillary Clinton, rival de Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre en EU, electrizan a las bases conservadoras. Clinton supone un elemento de unidad, que minimiza las cicatrices abiertas por Trump entre los republicanos.
Los republicanos congregados en la convención de Cleveland, que se celebra entre lunes y jueves, tratan de proyectar una imagen de deshonestidad de Clinton, que en ocasiones roza un clima de odio, algo infrecuente en anteriores convenciones republicanas. Los ataques a la ex primera dama no son una estrategia nueva -tampoco lo es el secretismo que envuelve al matrimonio Clinton-, pero se alimentan de la cercanía electoral y de novedades recientes.
Las embestidas contra la demócrata se nutren de dos polémicas: el ataque en 2012 al consulado estadounidense en Bengasi (Libia), en que murieron cuatro personas y que tuvo lugar cuando Clinton era secretaria de Estado; y la investigación judicial, cerrada hace dos semanas, a Clinton por solo usar un correo electrónico privado como jefa de la diplomacia estadounidense.