
Hace más de 50 años, familias enteras vivían y trabajaban con el hacendado, recibían salario y contaban con un hogar; sin embargo, este modo de vida terminó. Y de un día a otro, se vieron obligados a encontrar un lugar para vivir, así como una nueva fuente de trabajo para sostener a sus familias.
De esta forma nació, en los años sesentas, la comunidad de José María Morelos, localidad ubicada en el municipio de Emiliano Zapata cuya población ronda alrededor de mil 545 habitantes, ubicándola en la posición cuatro, en cuanto a número de habitantes, dentro de la demarcación.
Se trata de un ejido fundado por mujeres y hombres que años atrás vivieron en la Hacienda “Malpaís”, en donde Don Felipe Rivas Camarillo, el adulto más longevo de la localidad, fungió como un “mocito” de la Hacienda.
Dijo, “tengo 101 años, he de haber llegado en el año de 1965 porque de la hacienda nos pasamos para acá, otros se pasaron antes, yo era un mocito, cargaba el agua, barría, tenía la edad de diez años; me gustaba jugar con los muchachos, hijos de los peones. Estábamos chicos, pero todavía la hacienda estaba en buenas condiciones. Había muchos trabajadores que se iban al campo todo el día y hasta en la tarde regresaban. No había escándalo, no había nada de cosas, llovía mucho en ese tiempo, ya estábamos acostumbrados a vivir allá, sí extraño algo por el tiempo que vivimos, pero la verdad que estamos muy bien, quedamos muy bien”.
La vida cambió y conforme fueron llegando al ejido, comenzaron a autoemplearse, en el molino, en la panadería y en el campo, que en aquellos tiempos permitía vivir sin carencias, así lo manifestó Don Felipe Rivas, quien el próximo 12 de febrero, cumplirá 102 años de edad.
Cabe destacar que los pobladores, convertidos en ejidatarios, fortalecieron su organización para atraer servicios básicos como la luz, el agua, y el transporte, así mismo gestionaron la educación, los espacios recreativos y la iglesia, que en este lugar tiene como santo patrono a San José. Así lo mencionó el comisario ejidal, Juan Rivas García.
Refirió que también cuentan con una mina de materiales pétreos, que les ha permitido realizar más y mejores obras, y que de esta forma han logrado cambiar, poco a poco, la imagen de la comunidad. Un ejido que dio paso a una comunidad que resultó de la lucha, el esfuerzo, y sobre todo la unión.
Detalló, “tenemos muchas cosas valiosas, comidas típicas, que a lo mejor en otras regiones no se dan como es el escamol, el chinicuil, el corazón del nopal que son nopales pequeños para los guisos, el conejo, la ardilla, tenemos mucho que comer acá”.
Los habitantes de José María Morelos, aseguran que así como trabajan también son bien fiesteros, hábito que quedó arraigado desde que vivían en la Hacienda “Malpaís”, en donde hasta jaripeos se organizaban para festejar al hacendado. Y a varias décadas de haber quedado abandonada, siguen los recuerdos.
Al respecto, Abel Rivas enfatizó “me acuerdo de cuando todo esto estaba completo, no estaba destruido, la iglesia, todo estaba completito en la hacienda, los tinacales estaban en servicio, los corrales; éramos como unas 300 gentes… de un momento a otro desapareció el dueño”.
Ante las anécdotas que permanecen en su mente y en su corazón, los ahora ejidatarios de José María Morelos, anhelan ver la hacienda restaurada, y que pueda convertirse en un punto turístico que atraiga visitantes, pero también que genere desarrollo e impulse la economía local.
Recalcó, “era muy bonita la hacienda, tenía su barandal todo bonito… todavía se piensa echarle su cadena arriba, irla reestructurando poco a poco, pero son miles de pesos los que necesita para más o menos no dejarla caer… pretendemos que sea un centro turístico, pero pues todo se requiere de la economía porque carecemos de apoyo del municipio… ojalá Dios nos pueda prestar la vida, no sé si el gobierno o alguno que se interesara en comprarlo, quisiera verla de nuevo restaurada, me gustaría que alguien se interesara en comprar y verla restaurada, alguna vez trajeron a la de turismo y dijo también que sería más caro restaurala que hacerla de nuevo, fue lo que les dijo y no, no se interesaron nada”.
José María Morelos, fundado en 1948, pasó de ser un espacio para refugiados a un pueblo que lucha y crece diariamente. Un ejido que fortalece su identidad, arraiga su cultura y preserva sus tradiciones. Una nueva identidad que surge de la nostalgia de un pasado cuyos recuerdos son imborrables por las alegrías que tuvieron cuando vivieron en la hacienda que todos llamaron “Malpaís”.