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REPORTAJE ESPECIAL

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REPORTAJE ESPECIAL

La muerte vive y en Doxey lo saben 

Los colores, los aromas, son los campos de flores que se preparan para la fiesta más importante de los mexicanos, el Día de Muertos. Después de dos años complicados por la pandemia de Covid-19, los productores se alistan para recibir a los turistas y clientes que recorrerán estos campos a partir del 28 de octubre hasta el dos de noviembre. 

Llegamos a Doxey, comunidad ubicada en el municipio de Tlaxcoapan, en el estado de Hidalgo, un campo que se reinventó en los últimos años para transformar sus cultivos y hoy dedicar sus milpas a la producción de flores con motivo del Día de Todos los Santos y el Día de Muertos. Además de rentabilidad, han conquistado un prestigio y hoy transitan hacia una senda que aún no alcanza su objetivo, un destino turístico obligado en esta temporada. 

Nos recibe Fanny Vargas, quien ha encabezado esfuerzos para darle otro sentido a la venta simple de flores y hasta antes de la pandemia, se organizaba un festival con motivo de esas fechas. Los clientes llegan, se toman fotografías, compran las flores que desean y los productores se las llevan hasta su automóvil. 

Genoveva Pérez Falcón, una mujer de 51 años de edad, tiene poco en la producción de las flores, su parcela está ubicada a pie de carretera, se animó a ser productora porque esta tarea la comenzaron los hombres y estaba reservada solamente para ellos. 

El año pasado, fue complicado, reconoce, pero su producción se vendió en su totalidad. En medio de su parcela de mano de león, confía que este 2021 será mejor, ya que con la inmunidad de la mayoría, la afluencia de visitantes aumentará en los últimos días de este octubre y los dos primeros del noviembre. 

Para estos productores, su motivación no solo son las visitas del más allá, sino de los de más acá, que son los consumidores que se preparan para este ritual único en el mundo y que son las flores de cempasúchil, mano de león, nube, besos y girasoles, que adornan estas parcelas, asemejando a un camposanto vivo. 

Y es que Tlaxcoapan, un municipio con una población de más de 26 mil habitantes, e increíblemente, es el productor número uno en ataúdes y urnas mortuorias y ahora también en flores para el Día de Muertos. Irónicamente, un municipio que vive de la muerte. 

Francisco Cruz, otro de los productores, hace los últimos preparativos en su milpa para esperar a los turistas y visitantes. Como si fuera un ritual, recorre los surcos embellecidos de colores, dándoles el último toque, para tener todo listo, al tiempo que atiende a los primeros visitantes de la ciudad de Pachuca y de Tula, como el pequeño Sebastián Lima, que se pierde entre flores, asediadas por ahora, por miles de abejas que también visitan estos campos. 

La experiencia en Doxey es única, es el único lugar en Hidalgo, donde usted puede tener sus flores directamente del campo y con esto, mantener viva una tradición, honrar a nuestros muertos, pero sobre todo, apoyar a estos productores del campo, mujeres y hombres que desde junio se preparan arduamente a rayo de sol, para tener listas las flores que adornarán los altares el primero y dos de noviembre y posteriormente las tumbas de nuestros seres queridos. 

Y mire, la Unesco declaró estas fiestas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y es que para los mexicanos, la muerte no es el fin, es un paso a un ciclo infinito. Y como alguien ya lo dijo, esperaremos en nuestros muertos, con altares llenos de cosas, comidas y bebidas, que quizá fueron los que les causaron la muerte. Y desde luego, debe ser muy motivante volver a la tierra de los vivos por aquello que tanto disfrutamos, tanto que nos haya provocado la muerte y que mejor, si aparte nos reciben con flores.