Replantear la educación VII

Dinámica Educativa

(Tomado del documento homónimo publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO)
“Nuevos horizontes del conocimiento.
El mundo de la cibernética.

Una de las características que definen hoy el desarrollo es la aparición y expansión del mundo de la cibernética, con el estímulo que representan el aumento espectacular de la conectividad por internet y la generalización de los dispositivos móviles.
Vivimos en un mundo conectado. Se estima que 40 % de la población mundial usa en la actualidad internet, y esta cifra no para de aumentar a un ritmo extraordinario. No hay variaciones significativas de la conectividad a Internet entre países y regiones, pero el número de hogares conectados en el Sur ha superado al de los del Norte.
Además, más del 70 % de los subscripciones al teléfono móvil en el mundo entero se producen en la actualidad en el Sur. Se espera que 5000 millones de personas pasen de no tener conectividad a una conectividad total en los veinte próximos años.
Subsisten, no obstante, diferencias considerables en materia de conectividad entre países y regiones, por ejemplo, entre zonas urbanas y zonas rurales. La escasa velocidad de la banda ancha y la falta de conectividad dificultan el acceso al conocimiento, la participación en la sociedad y el desarrollo económico.
Internet ha transformado el modo en que la gente accede a la información y el conocimiento, su forma de interactuar y la dirección de la administración pública y los negocios. La conectividad digital puede aportar muchos beneficios en materia de salud, educación, comunicación, ocio y bienestar. Los progresos de la inteligencia artificial, las impresoras 3D, la recreación holográfica, la transcripción instantánea, los programas informáticos de reconocimiento de voz y de gestos no son más que algunos ejemplos de las novedades que se están experimentando.
Las tecnologías digitales están transfigurando la actividad humana, desde la vida de todos los días a las relaciones internacionales, desde el trabajo al ocio, y están redefiniendo múltiples aspectos de nuestra vida privada y pública. Estas tecnologías han ampliado las oportunidades de libertad de expresión y de movilización social, cívica y política, pero suscitan a la vez graves preocupaciones.
La disponibilidad de información de carácter personal en el mundo cibernético, por ejemplo, crea problemas serios en relación con la intimidad y la seguridad. Espacios nuevos de comunicación y socialización están transformando el concepto de ‘lo social’ y requieren salvaguardias aplicables, jurídicas y de otro tipo, para impedir su uso excesivo, su uso impropio y su mal uso.
Los casos de mal uso de Internet, la tecnología móvil y los medios de comunicación social van desde el acoso por medios cibernéticos a las actividades delictivas, incluso el terrorismo. Los educadores, en este nuevo mundo cibernético, están obligados a preparar mejor a las nuevas generaciones de ‘nativos digitales’, para que puedan hacer frente a las dimensiones éticas y sociales no sólo de las tecnologías digitales existentes, sino de las que están aún por inventar.
Avances de las neurociencias.
Las novedades recientes que se han producido en el campo de las neurociencias despiertan cada vez más el interés de la comunidad de la educación, que pretende comprender mejor las interacciones entre los procesos biológicos y el aprendizaje humano. Puede ser prematuro que esas novedades contribuyan a configurar las políticas de educación, pero las posibilidades que entrañan para mejorar las prácticas de la enseñanza y el aprendizaje son sumamente prometedoras.
Así, las últimas investigaciones sobre cómo se desarrolla y funciona el cerebro en las distintas fases de la vida enriquecen nuestro entendimiento sobre la forma y el momento de aprender.
Por ejemplo, algunos de los estudios más relevantes versan sobre los ‘periodos sensibles’ de las actividades de aprendizaje, e indican que la adquisición del lenguaje alcanza su nivel máximo a una edad temprana, lo que pone de relieve la importancia de la educación preescolar y las posibilidades de aprender varias lenguas en los primeros años.
Otros descubrimientos apuntan la ‘plasticidad’ del cerebro y su capacidad para introducir cambios como respuesta a las demandas del entorno a lo largo de toda la vida. Estas observaciones corroboran la idea del aprendizaje permanente y la existencia de oportunidades adecuadas de aprendizaje para todos, independientemente de su edad.
Preciso es reconocer, además, el efecto de ciertos factores ambientales, como la nutrición, el sueño, el deporte y el esparcimiento para un óptimo funcionamiento del cerebro. La misma importancia hemos de otorgar a la necesidad de enfoques holísticos que tengan en cuenta la estrecha interdependencia del bienestar físico e intelectual, así como las interacciones del cerebro emocional y cognitivo, analítico y creativo. Las nuevas orientaciones de la investigación en las neurociencias aumentarán nuestros conocimientos de la relación naturaleza-educación, contribuyendo así a mejorar nuestras iniciativas en materia de educación.
El cambio climático y las fuentes de energía alternativas.
El cambio climático es uno de los problemas decisivos de este siglo, tanto por lo que respecta a las respuestas necesarias para atenuar el cambio climático como a los medios necesarios para afrontar sus consecuencias adversas. Los esfuerzos para atenuarlo exigen el compromiso coordinado de reducir las emisiones y evitar mayores consecuencias graves para el planeta; la adaptación implica reducir la vulnerabilidad y resistir a sus efectos.
A la educación le corresponde un papel capital con miras a crear una mayor conciencia y favorecer el cambio de comportamientos, tanto para atenuar el cambio climático como para adaptarse a él. La educación es un factor esencial para favorecer y facilitar la transición colectiva al uso de fuentes alternativas renovables que no dependan del carbón, gracias a lo cual puede atenuarse el nefasto impacto del cambio climático. Para pasar del carbón a esas otras fuentes renovables de energía, tenemos que modificar creencias y percepciones, y fomentar un cambio de mentalidad en las personas que facilite la transición. La infraestructura energética por sí misma no logrará los cambios adecuados.
Al mismo tiempo, la educación es un componente esencial de la capacidad de adaptación, por lo que hay que transmitir a las generaciones actuales y futuras el conocimiento, las habilidades y los comportamientos necesarios para adaptar la vida y la subsistencia a las realidades ecológicas, sociales y económicas de un medio cambiante.
La Declaración Ministerial de Lima sobre la Educación y la Sensibilización (2014) alienta a los gobiernos, de conformidad con sus prioridades y competencias nacionales, a formular estrategias que incluyan la cuestión del cambio climático en los planes de estudios y que incorporen la sensibilización al cambio climático en la formulación y aplicación de las estrategias y políticas nacionales sobre el clima.” (Continuará).
*Rector de la Universidad Tecnológica Bilingüe de Mineral de la Reforma (UTMiR-BIS).

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