Algunas condiciones de salud pueden provocar los talones agrietados. Pero la causa más común es por ponerse zapatos abiertos como sandalias o pantuflas o caminar con los pies descalzos. Esto hace que la piel de los talones se reseque y la próxima vez que corres o caminas la piel reseca se agrieta por el peso del cuerpo.
La mejor solución para que la piel de los pies no se agriete es usar zapatos cerrados y ponerse una crema humectante todos los días. Pero si ya tus pies se han resecado y tienes grietas en las piel, puedes probar los siguientes remedios caseros.
Importante: Personas diabéticas no deben usar estos remedios.
Piedra pómez y baño de pies
Antes de acostarse, remoja los pies en agua caliente durante 15 a 20 minutos. Luego frota los talones con una piedra pómez, teniendo cuidado de no maltratar las zonas agrietadas. Poco a poco se irán desprendiendo las células de piel muerta, revelando una piel más suave. Después enjuágate los pies y los secas, te pones una crema humectante y te pones calcetines.
Tratamiento de parafina
Se echan una o dos tazas de parafina en un recipiente y se le agrega una cucharada de aceite de coco o aceite de oliva. Se pone a baño maría hasta que se derrita la parafina. Se revuelve bien para que se mezcle la parafina y el aceite. Se echa la mezcla en un recipiente grande donde quepan los dos pies. Cuida que no esté tan caliente para no quemar tus pies. Sumerge tus pies por media hora y retira la parafina.
Crema de aguacate y plátano
Tritura la mitad de un aguacate y un plátano pequeño. Envuelven los pies en plástico deja unos 20 o 30 minutos y lava.
Exfoliante de limón para suavizar la piel dura
Mezcla media taza de azúcar con un cuarto de taza de jugo de limón. Se revuelve bien, se humedecen los pies y se masajean los parches de piel áspera y reseca con el exfoliante en movimientos circulares. Enjuaga con agua.
Aceite de coco
Masajea los pies con aceite de coco todas las noches y ponerte calcetines después para dejarlo actuar toda la noche.
Baño de pies de miel de abeja
Pon una taza de miel de abeja en una palangana con agua tibia y se revuelve. Se meten los pies y se dejan por una media hora. A la media hora se sacan y se raspan las partes de piel endurecida y rugosa con una piedra pómez. Se enjuagan los pies y se secan bien.