Amor adolescente
El nerviosismo, la ansiedad y las mariposas en el estómago, eran los ingredientes perfectos y permanentes cada vez que se veían, es el revoloteo que todas las parejas, con el paso del tiempo extrañan, por eso es tan especial el primer amor.
Ambos, apenas unos adolescentes, con sueños e ilusiones propias, pero también con imágenes en común, pendientes y enamorados uno del otro, con un resplandor en los ojos cada vez que se encuentran.
No era la primera vez que disfrutaban de un partido de fútbol, él como jugador y ella como espectadora, aunque la diferencia en esta ocasión era el horario, fuera de la escuela y con la compañía de sus respectivos padres.
La emoción y nerviosismo contagiaban a sus acompañantes especiales, pero el brillo en los ojos de los enamorados, alegraba el encuentro y calmaba los alterados nervios, porque la felicidad de un hijo es lo más hermoso de los sentimientos.
Se vieron a lo lejos, cada quien desde su espacio, de vez en vez intercambiaban pícaras sonrisas y un leve agitar de manos, concluido el encuentro deportivo caminaron para encontrarse y saludarse oficialmente.
Las palabras eran escasas pero poco necesarias, estaban juntos nuevamente compartiendo otro momento, con la particularidad de ser vigilados por los padres, quienes simulaban no estar observándolos.
Patearon un par de veces el balón, golpes que eran acompañados de risas y complicidad en los ojos, después de un rato se despidieron y cada quien inició su andar para continuar con las actividades del día.
