Nuevamente

¿Qué les sirvo, una cubita, una cervecita, o un rompope para las señoras mayores? 

Preguntó el sobrino favorito de las tías, para iniciar el brindis, habían pasado alrededor de ocho años, desde la última vez que estuvieron reunidos como familia.

La pregunta rompió la seriedad que aún mantenían los integrantes, para ser respondida con una cadena de risas y el cuestionamiento – ¿nos acabas de decir viejas?

Una vez servidos los vasos con los diferentes tipos de bebidas, los sobrinos, primos, hermanos, cuñados, cuñadas, los levantaron y comenzaron los discursos, primero agradeciendo los alimentos.

Después recordando los momentos memorables compartidos, seguido del análisis de las situaciones que provocaron la separación.

Angelita, la tía más grande tomó la palabra y antes de empezar sus ojos ya se notaban cristalizados – gracias hermanos, gracias familia por estar nuevamente juntos, por tener la oportunidad de estar sentados alrededor de la mesa como lo hacíamos cuando éramos pequeños y nuestros papás, que en paz descansen, nos inculcaban la importancia de las familias y espero que esta reunión no sea la última porque…..

Fue lo único que alcanzó a decir, las lágrimas y el nudo en la garganta le impidieron proseguir, pero permitió que la familia se acercara a ella y se unieran en un abrazo, seguido del contagio del llanto.

Al terminar del abrazo, tomaron nuevamente sus vasos, brindaron por los que se adelantaron, y coincidieron en que la próxima reunión sería navidad, con un campamento y el tradicional intercambio de regalos.