Ordinario
Terminó la misa de cuerpo presente, en ese momento todos hacían una remembranza personal de las experiencias y vivencias con el que durante 87 años fue su padre, hermano, tío, primo, abuelo o bisabuelo.
Después de persignarse, la mayor de las hijas se levantó sigilosamente y dirigió sus pasos al púlpito, tomó el micrófono y comenzó su discurso diciendo -“era un hombre normal”….
Han pasado dos años desde su partida, pero la memoria sigue viva, más para mi padre, no únicamente en lo que aprendió o vivió con él, la herida está abierta en su cabeza por el conjunto de cuatro palabras, “era un hombre normal”…
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, ordinario significa lo que es común o habitual; es decir, lo que existe abundantemente parecido; lo que todos hacemos; lo común a todos y el común de todos.
Según los recuerdos de mi padre, los propios y los de mis hijos; no lo vi haciendo lo mismo que otra persona; aunque si se hace referencia al cuerpo, dormía, despertaba, caminaba, hablaba, hacía pipi y popo, se bañaba, sonreía, refunfuñaba, gritaba; sin embargo nunca hizo lo mismo que el vecino o que algún familiar.
Él tenía su especial manera de hacer las cosas, con calma, con análisis, con certeza, con experiencia, con amor; es decir que sobrepasaba lo “normal”, porque su destreza y capacidad era diferente al de otra persona, entonces con base en la misma Real Academia de la Lengua extraordinario significa lo que sale de lo ordinario o normal.
Por citar un ejemplo, tal vez algunos padres de familia acostumbren a leer un cuento a sus hijos antes de dormir o durante el día para calmar sus ánimos; podría ser una actividad común o normal; y tal vez así, entraría en la descripción de un hombre normal, pero si se toma en cuenta que emitía sonidos, se salía de ritmo, sorprendía y en ocasiones calmaba con una voz serena que lograba dormir a sus bisnietos, trascendió las barreras de la normalidad.
Dicen que los pequeños detalles marcan la diferencia; y el tata en todo momento, circunstancia y actividad imprimió un toque personal; al vestir, comer, hablar, amar… y por eso y muchas cosas, “no fue un hombre ordinario” para los que vivieron y estuvieron con él ese hombre, fue “extraordinario”.