Vuelta a la hoja
El abuelo siempre decía, no puedes permitirte ser la amante después de haber sido la esposa, y tampoco puede ser su amiga, porque al final del día te convertirás en la amiga con derechos.
María, simplemente le daba el avión, entendía muy bien el mensaje, pero así como le entraba por un oído le salía por el otro, porque se sentía bien al compartir momentos con su ex pareja.
Después de un año en esa situación, de ser su amiguita cuando el hombre lo deseaba y de estar para él cuando así lo quería, recordó las palabras del abuelo, se armó de valor y simplemente se fue.
El ex la buscaba, le escribía, se le hacía raro su cambio, su ausencia, su actuar, pero pese a la insistencia, María no volteó atrás, dio vuelta a la página de la historia con la persona a la que se aferró durante tanto tiempo.
Tres años después, y María ya casada y con un hijo, coincidió en una reunión con su ex pareja, su imagen mostraba que la vida no lo había tratado bien, estaba flaco, demacrado y no había felicidad en su rostro.
Intercambió algunas palabras con él, y el hombre le confesó que no había podido tener una pareja estable, todas las mujeres que tuvo lo trataron mal y siempre tenía que regresar a casa de sus padres porque le quitaban todo.
María sintió pena, tristeza y también un poco de lástima por la vida que ha llevado, aunque también pensaba que era la consecuencia de las decisiones mal tomadas y basadas en su egoísmo.
Tiempo después se enteró que se había suicidado, se colgó en el cuarto de la casa de sus padres, su frustración de no haber logrado nada en su vida ni ser feliz, lo orillaron para quitarse la vida, decisión que dejo explicita en una carta que se encontraba tirada en el piso, justo debajo de donde colgaba.
