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RELATOS DE VIDA

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RELATOS DE VIDA

El descuido

Pudo haber sido peor, muchas ideas pasaban por la cabeza, y cada una de ellas se analizaba detenidamente, con pros y contras, pero la solución que se evitaba a toda costa es dormir en la calle dentro del carro.

24 horas antes, al salir de casa, el tiempo encima hizo prepararse con apuración, tomaron las mochilas y salieron corriendo para emprender las actividades del día; y al momento de buscar las llaves para abrir la reja de la privada se dieron cuenta que las habían dejado al interior de la casa; por ello pidieron de favor a uno de los vecinos que les abriera la puerta principal.

El primer obstáculo se había resuelto, lo siguiente era al regreso, como ingresarían, pero confiaban que pedirían nuevamente el favor, aunque para la entrada a su casa buscarían hacerlo con una tarjeta, otra llave o un pasador.

La noche llegó, era más tarde de lo que esperaban llegar, ya no era prudente buscar a un habitante de la privada, pero en una racha de buena suerte, un colono llegó abriendo la reja de privada permitiéndoles el acceso.

Ya frente a su casa, empezaron las maniobras para abrir la puerta, sin embargo nada funcionaba, ya había pasado una hora, casi se acercaba la media noche y el frío hacía estragos.

No había forma de entrar a su hogar, y una de las muchas ideas que pasaban por la cabeza era salir y dormir en casa de un familiar, sin embargo era demasiado noche para recorrer la carretera nuevamente.

Otra de las soluciones era permanecer en el carro y dormir en ese espacio, pero fue rechazada casi inmediatamente por la seguridad de los pequeños y por la crudeza del frío.

Finalmente, al dar un vistazo a las casas, ubicó una piedra, caminó para tomarla, regresó a la entrada de la casa y con ella golpeó la ventana de la sala, misma que rompió después de un fuerte crujido.

Se cubrió el brazo con su chamarra, metió la mano y trató de alcanzar las llaves que se encontraban colgadas, las tomó y con cuidado sacó su brazo y por fin pudo abrir la puerta de su hogar.

Ya adentro barrió los vidrios, y con una caja de zapatos cubrió la ventana para que la casa no se enfriara, al terminar lanzó un suspiro y pensó que pudo haber sido peor, pero afortunadamente el descuido solo costará un nuevo vidrio, fue al cuarto de los niños, les dio la bendición, un abrazo y un beso; y luego fue directo a su cuarto y se acostó, estaba adentro de casa.