
La cacería
Tenía días que los ruidos en diferentes partes de la casa se escuchaban, especialmente cuando todos estaban en sus habitaciones dispuestos a descansar para comenzar a la mañana siguiente con las labores de casa y escuela.
Los extraños sonidos no dirigían a un lugar específico pero causaban extrañeza y también miedo, incluso orillando a pensar de que una presencia no terrenal rondaba la casa por la noches en búsqueda de algo.
Los habitantes de la casa también llegaron a creer que se trataba de los vecinos que aun sin poder dormir causaban los ruidos, aunque estos eran muy delicados simulando que provenían de alguien muy pequeño.
Una noche, en la que el insomnio causaba estrago, el padre se levantó a tomar un poco de agua y se sentó en el sillón para disfrutar un rato de televisión que le permitiera recobrar el sueño.
Fue entonces que los sonidos se hicieron presentes, dudoso por encontrar el origen se agachó a revisar debajo de los sillones, y al no encontrar nada revisó el buró ubicado a un costado del sofá más grande, y al abrir el primer cajón un pequeño roedor asomó la cabeza.
Por la sorpresa el hombre gritó y saltó hacia el sillón mientras cerraba con un empujón el cajón, ahora vivienda del ratoncito, el grito despertó a la madre quien acudió a la sala para saber lo que pasaba.
Después de que el esposo le contara el hallazgo, la mujer cogió una escoba y se dirigió al mueble para darle fin al intruso, sin embargo el ratón ya no se encontraba en el cajón, movió el buró y en el intento el pequeñito corrió desesperado causando más gritos y brincos en el hombre, mientras que la mujer trataba de darle alcance con la escoba hasta lograrlo.
Una vez caído el roedor, la escoba lo llevó hasta el recogedor y después a la basura, y concluida la cacería la madre regresó a su dormitorio a descansar.
Al siguiente día la recreación de la escena propició la burla hacia el padre, quien había sido sorprendido por el ratoncito y se quedó congelado sobre el sillón de la sala por el miedo, mientras que la mujer quedaba como heroína ante sus hijos.