Home Relatos RELATOS DE VIDA

RELATOS DE VIDA

0
RELATOS DE VIDA

Mirada con luz

Simplemente estaba ahí, observando o posiblemente recordando aquellos tiempos, esos en los que se sentía feliz, completa, ilusionada y con grandes bríos para emprender proyectos y sortear obstáculos, cualesquiera que estos fueran.

Estaba sentada mirando la televisión, se trataba de una de esas historias de amor, en donde después de un desamor llegaba una segunda oportunidad, una en donde al principio todo era difícil pero al final resultaba perfecto.

La miraba con detenimiento pero no alcanzaba a comprender porque no estaba poniendo atención, solo se entretenía para pasar el tiempo y que este paso fuera rápido para que se llegara la hora de dormir y perderse hasta el siguiente día.

Llevaba dos días en ese estado y en el mismo ánimo, se había olvidado de probar alimento, se mantenía de agua, algunos sorbos de refresco y unas cuantas bocanadas de humo del cigarrillo, y se levantaba exclusivamente para ir al baño.

Su casa era un desorden y su vida en esos momentos aún más, era un zombie, una persona muerta en vida con autorización propia, no encontraba motivos para salir del bache y aún estaba muy somnolienta para querer emprender un nuevo desafío.

La temporada navideña, con el sentimentalismo, nostalgia, sorpresas y alegría que representaban para nada la inspiraban, al contrario la sumía en una absoluta depresión y la enterraba en un hoyo más profundo.

Después de unas horas y tras acabarse la cajetilla salió a la tienda para renovar su vicio, camino con la cabeza baja pareciera estar sin rumbo fijo, y la caída de las llaves de su casa la obligó a voltear a la parada del autobús, ahí estaba un pequeño un tanto mugroso en su vestimenta, cara reseca y con los ojos hundidos, pudiera ser por hambre.

Prosiguió su camino a la tienda, adquirió sus productos y unos más que no estaban pensados, pan blanco, jamón, leche, un pan de dulce y unas cuantas golosinas; camino hacia donde estaba el pequeño y le entregó los enseres.

Su cara fue iluminada de inmediato al ver la comida, y su agradecimiento fue con un abrazo, para después salir corriendo a la siguiente esquina donde se encontraba una mujer sentada en la banqueta amamantando a un bebé, al parecer era su madre.

Al llegar con ella le enseñó lo que le habían regalado y después señaló a la desalineada mujer que estaba tirando su vida a causa de un montón de recuerdos que le causaron un fuerte daño emocional.

Al regresar a su casa todo pintaba distinto, la mirada esperanzadora del pequeño y de la madre al tener comida por lo menos para ese día le hicieron reflexionar que sus problemas eran menores, tenía techo, comida y fuerza para luchar; puso música, comenzó con la limpieza, se dio un baño y duerme placenteramente.