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RELATOS DE VIDA

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Un beso eterno

Las condiciones climáticas características del frente frío que en esos momentos hacía estragos en la ciudad le ayudó a Cristina tomar la decisión de disfrutar de su película favorita “Diario de una pasión”.

Estaba lista, había preparado un café, se había ataviado con una pijama de felpa, calcetas y calentadores, acomodó las almohadas para tener una buena posición y gozar del filme mientras sorbía pausadamente la bebida caliente que en escasos 15 minutos terminó para colocar la taza en el buró ubicado a un lado de la cama y proceder a introducir las manos en las cobijas.

Transcurrían las primeras escenas, aquellas en donde una joven pareja alimentaba el enamoramiento con detalles simples; mientras que en otra secuencia de imágenes aparecía una pareja de adultos mayores emprendiendo el camino hacia el recuerdo y el reconocimiento.

De momento los cuadros cinematográficos cambiaron de protagonistas, Cristina se encontraba en la pantalla, acompañada del amor de su vida Carlos; ambos realizaban cada una de las acciones que contaba la historia.

Salían juntos al cine, tenían cenas familiares, nadaban en el lago, andaban en bicicleta, salían con los amigos, acudieron al parque de diversiones, comían helado, leían novelas y poemas, y cada momento lo aprovechaban para demostrar su amor con abrazos y besos prolongados.

También protagonizaban peleas intensas a causa de niñerías, y por supuesto que las reconciliaciones eran, además de furtivas, candentes; y en las cuales la palabra “perdóname” era recurrente.

Cristina era tan feliz, que el sentimiento lo exteriorizó con un beso por demás apasionado a Carlos, mismo que la transportaba en el tiempo, un tiempo en el que reinaba la tranquilidad y la paz emocional, hasta que concilió el sueño.

La luz de un nuevo día entró por la ventana y su rayo transmitía calor, al parecer el frío había cedido, aun no abría los ojos pero una sonrisa se dibujaba en su rostro, manteniendo esa sonrisa giró su cuerpo sobre la cama para abrazar a su eterno enamorado.

Estiró la mano, pero solo pudo tocar una almohada que estaba a un lado de ella, abrió los ojos y se percató que estaba sola, no alcanzaba a entender lo que pasaba, de lo último que se acordaba era de un largo beso, fue entonces cuando recordó el beso eterno que dió a Carlos, hace aproximádamente un mes, en señal de despedida, previo a ser sepultado.