Home Relatos RELATOS DE VIDA

RELATOS DE VIDA

0

La Sombra

La jornada había concluido, una película mal puesta sobre el mueble que soporta la televisión llamó su atención, faltaba una hora para la media noche, y consideró que un tiempo para relajarse le vendría bien antes de dormir.

Tomó la almohada y una cobija, llenó un vaso con agua, colocó el DVD, agarró los controles y acomodó su cuerpo sobre el sillón de la sala para comenzar con el filme, y relajarse al considerarlo como un espacio personal merecido.

Pese a que creyó que la cinta le ayudaría a conciliar el sueño, la situación fue contraria, quedó totalmente atrapada y terminó de verla; hasta entonces decidió poner la mente en blanco y acomodarse en los brazos de Morfeo.

Había pasado una hora desde que comenzó a dormir placenteramente, sin embargo la sensación de ser observada, el aire frío corriendo y los correspondientes escalofríos la regresaron del subconsciente.

Aún no podía abrir los ojos, le aterraban los dos escenarios, comprobar que había alguna persona viéndola y también no encontrar nada; la decisión era difícil, pues en ambos casos el miedo la atraparía.

Comenzó a orar para sentirse más tranquila, y aunque la acción fue fructífera, el presentimiento de que alguien la observaba continuaba, sin embargo ya no le generaba temor o ansiedad, ahora simplemente era la intriga para confirmar la situación.

 Hizo un conteo mental y al llegar al número 10 abrió los ojos dirigiendo la mirada a donde creía se encontraba el ente o ser; observó una silueta, difícilmente podía deducir el origen, o el posible género, estaba inmóvil justo entre la puerta de la entrada y el sillón.

La curiosidad la llenó de valentía, y en otro conteo rápido recuperó la postura y encaró a la sombra que estaba inerte justo frente a ella; y fue un impulso de adrenalina lo que la empujó a levantarse y encender la luz.

No podía creer lo que descubrió, no se trataba de un ser sobrenatural, sino de una ilusión conformada por un sombrero y bolsas de vestir colgadas en el perchero de la entrada; rió mofándose de su falsa percepción, respiró profundamente y caminó hacia su habitación para reanudar el sueño.