En el cerro
- Ahora todo es cuestión de actitud, la ciencia, los doctores, el Santo y Dios.
Se alistaron desde un día antes, los nervios estaban a flor de piel, era un recorrido en bicicleta que si bien ya lo habían recorrido muchas veces, en esta ocasión tenía un significado especial y un peso importante.
Durante la mañana del día siguiente, se levantaron de madrugada, revisaron los equipos y el transporte, un poco de aire a las llantas y un poco más de hidratación en las mochilas, para el camino.
Llegaron al lugar acordado, toda la familia estaba reunida, hasta el más pequeño de la casa; una oración antes de partir, un abrazo y unas cuántas lágrimas, motivaron la salida hacia la iglesia del Santo Milagroso.
La ruta, aunque ya conocida, seguía siendo escabrosa, pero ahora el impulso era muy fuerte, llevaban la petición de su madre, recuperar la salud que se vio mermada por el cáncer y el inicio de la sesión de quimioterapias.
Dos horas después del arranque, lograron el primer punto, el cerro con las tres cruces, en donde según la costumbre deben limpiarse con las piedras que cargaron previamente al inicio de la ruta y arrojarlas al montón que soportan las cruces, para pasar a tomar un sorbo del líquido energizante y un poco de alimento.
Continuaron el trayecto, ahora de continuos descensos prolongados que tensan aún más las piernas, aunque el cansancio seguía dormido porque la fe que llevaban era estímulo suficiente para seguir hacia la meta.
Un par de horas más y la cúpula de la iglesia ya se veía cercana, faltaban unas cuántas cuadras; pero en unos minutos, por fin, se encontraban frente a la puerta principal, ahí ya los esperaba su madre.
Acomodaron las bicicletas, quitaron los cascos y juntos entraron hasta el atrio, se persignaron, procedieron a hincarse frente al santo y rezaron tomados de las manos, pidiendo por una pronta recuperación.
Unas cuántas lágrimas más rodaron por sus mejillas, mientras salían del lugar, ya afuera un abrazo más selló el pacto. Ahora todo es cuestión de actitud, la ciencia, los doctores, el Santo y Dios.
