La UE está reaccionando ante la arrogancia con que el Reino Unido ha planteado las negociaciones. May ha impostado una posición de fuerza, cuando en realidad es la parte más débil en la mesa. Michel Barnier, el jefe negociador europeo, ha acusado al Gobierno británico de «causar diez meses de una incertidumbre que debe acabar ya»
Las negociaciones del Brexit comenzarán a finales del próximo mes, pasadas las elecciones británicas del día 8, pero el ambiente previo al inicio de las conversaciones se ha enrarecido. La UE comenzó a señalar abiertamente las flaquezas de la posición negociadora del Gobierno de Theresa May, que tacha de «ilusa» e ignorante de cómo funciona una compleja negociación comunitaria.
Ayer, el jefe negociador europeo del Brexit, el francés Michel Barnier, acusó a May de crear «una ilusión» y aseguró que la salida de la UE será «dolorosa». También dijo que Reino Unido debe cumplir con los compromisos contraídos como socio y pagar una factura final, que todavía no ha querido concretar pero que será multimillonaria. Barnier ha llegado a amenazar con llevar al Reino Unido a los tribunales si se resiste a abonar el finiquito de divorcio.
En una información que no cita fuentes concretas, “Financial Times”, aseguró ayer que la UE estudia elevar la factura británica de los 60.000 millones de euros que había citado en su día Juncker a cien mil millones.
David Davis, el jefe negociador británico y ministro para la Salida de la UE, ha respondido a la información del periódico en la cadena de televisión ITV y ha dicho que el Reino Unido «cumplirá con sus obligaciones internacionales, incluidos los pasivos y activos, pero se hará conforme a la ley, no solo a lo que quiera la Comisión Europea».
Preguntado por la cifra concreta de los supuestos cien mil millones, ha respondido con un tajante «no pagaremos eso». Davis también señaló que «la UE está jugando áspero y duro», pero sigue confiando en que se alcanzará un acuerdo nuevo entre los 27 y el Reino Unido, «que será beneficioso para todo el mundo».