LA GENTE CUENTA
Basada en una experiencia real
Los ojos de la pequeña Mila miraban la vida pasar de forma rápida sobre la ventana de aquel automóvil negro. Acurrucada sobre Lucy, su mamá, observaba cada uno de los paisajes por lo que cruzaban: árboles, planicies, torres de luz, un enorme camión que pasó al costado de ella, animales a la orilla de la carretera, y de nuevo más árboles, cubiertos de grises nubes.
Marta, su hermana menor, decidió tomar una pequeña siesta sobre el regazo de su tío David, quien pegado a la ventana del otro lado, solo se dedicaba a mirar sin mirar, no como Mila, sino hacia el firmamento, con los ojos contristados, llenos de preocupación. Ángel y Ernesto, piloto y copiloto, también sostenían una mirada abrumadora.
Un aire de incertidumbre reinaba el interior de aquel sedán: todos, absolutamente todos estaban callados, quizás como Mila, todos observando la vida pasar sobre la carretera. Ni el estéreo del auto estaba encendido. Solo se llegaban a escuchar respiraciones llenas de intranquilidad y hasta de angustia.
-¿Te duele mucho, mami?
De pronto, Mila notó el pasmo de su mamá, rompió un poco el silencio y se volvió hacia su mamá, tocando su maltratado rostro.
-No, mi amor –inevitablemente Lucy dejó escapar una lágrima de autocompasión, pero le regaló una rota sonrisa.
-Hubieras ido al hospital antes de irnos –esta vez, Ángel intervino un poco. Lucy solo alcanzó a abrazar a su pequeña.
-No pasa nada. Ya veré que puedo hacer. Lo que importa es que mis hijas están bien
Asintió. Nuevamente llegó el silencio. A pesar de que era mediodía, el sol había decidido no presentarse a iluminar la tierra. Y a cambio, las nubes del color del pavimento solo quitaban el esplendor del paisaje.
-Oye, mami, ¿y a dónde vamos?
La curiosidad asaltó el pensamiento de Mila. Lucy terminaba de eliminar toda huella de tristeza de sus ojos, y de pronto tomó un segundo aire, como cuando un atleta toma impulso para correr.
-A casa, mi amor.
-Pero ahora estamos lejos de casa…
-Bueno –Lucy reinterpretó la respuesta-. Vamos a una nueva casa, donde tu hermana, tú y yo podamos ser felices.