Como parte de la preparación que los futuros luchadores de Tulancingo reciben durante los entrenamientos en la Escuela Municipal de Lucha Libre Profesional DTU, recientemente se han incorporado dinámicas del orden psicológico, con la finalidad de que los jóvenes sepan canalizar todos los conocimientos adquiridos durante el tiempo que conlleva su preparación, hasta alcanzar sus sueños de presentarse algún día en el cuadrilátero.

Además de instruirles en las técnicas y bases de la lucha libre, el profesor de esta escuela municipal, Paranoiko, se ha preocupado por inculcar valores y respeto a sus más de 30 alumnos, que van de las edades desde los cuatro años hasta los jóvenes de 17, tanto mujeres y hombres.

El profesor invitó recientemente al psicólogo Juan Antonio Vértiz Peláez, cuya participación ha sido y será fundamental en la formación de los jóvenes, ya que los elementos que se adquieren durante la preparación para alcanzar ser un luchador profesional, muchas veces conlleva al fracaso debido a la incapacidad y falta de inteligencia emocional para enfrentar esa carga simbólica que los diferencia de los demás.

En sus dinámicas, Vértiz Peláez ha involucrado tanto a los alumnos como a sus padres, también con la finalidad de fortalecer ese vínculo emocional y comunicativo, indispensable para el desarrollo y formación de los niños y adolescentes.

“Muchos de los luchadores que llegan a ser profesionales han terminado en el fracaso debido a que no supieron canalizar toda esa energía, esas aptitudes que los hacen especiales ante el resto de la gente; incurriendo en vicios y otros perjuicios porque no tuvieron esta preparación emocional”, señaló Paranoiko a sus entrenados.

Finalmente, reconoció ante sus alumnos que, a pesar de estar conforme con lo que ha logrado como luchador profesional, sin duda habría llegado mucho más lejos si durante su formación, hubiera tenido la oportunidad de entrenarse también mentalmente.

Con el apoyo de los padres de familia y otras personas, el profesor Paranoiko logró recuperar una de las canchas abandonadas de squash, en la Unidad Deportiva Javier Rojo Gómez; y luego de dos años de trabajo, se ha comenzado a consolidar un lugar y una opción para la formación de los futuros profesionales del encordado, en Tulancingo.