Raúl Castro recorrió los “sí se pudo” en la historia de su hermano y de la revolución, comenzando por el asalto al cuartel Moncada y el desembarco del Granma para continuar con la victoria sobre Fulgencio Batista, la invasión en Playa Girón, la lucha contra el analfabetismo, la proclamación del carácter socialista de la Revolución “a 90 millas del Imperio”
“Juramos defender la patria y el socialismo”, clamó Raúl Castro en Santiago de Cuba, para que no quede ninguna duda de que mantendrá de forma férrea el legado de su hermano Fidel. El presidente cubano despidió al Líder Histórico de la Revolución pocas horas antes del entierro “sencillo” que se realizará en el cementerio de Santa Ifigenia, muy cerca del Mausoleo de José Martí, el padre de la patria cubana, y de las sepulturas de otros héroes de la revolución.
Apoyado por la “convicción patriótica, disciplina y madurez” del pueblo cubano y por el “juramento de fidelidad al concepto de revolución”, Raúl realizó un recorrido histórico por las gestas pasadas de su hermano y se olvidó del futuro inmediato, sobre el que sobrevuelan los nubarrones de una nueva recesión económica.
Raúl no avanzó ninguna reforma ni ningún plan económico, pero sí realizó un guiño a la Historia haciendo hincapié en cómo Cuba solventó el Periodo Especial tras la desaparición de la URSS, que su hermano predijo en el 89.
En los 90, el PIB cubano cayó un 34,8, “sufrimos apagones de hasta 20 horas diarias y se paralizó buena parte de la industria y el transporte público”, reconoció el presidente.
“Pocos en el mundo apostaban por nuestra capacidad de resistir y vencer ante el reforzado cerco enemigo”, recordó Raúl, dejando claro que así seguirá siendo mañana.
El presidente cubano, en una de sus noches políticas más trascendentales, compareció convertido ya en el único jefe de las Fuerzas Armadas y públicamente saludado como General de Ejército, que le otorga la nomenclatura cubana en los medios públicos para distinguirle del Comandante en Jefe Fidel Castro.