• Sin duda, lo que salió a relucir con el evento es la dramática pobreza en que viven miles de hidalguenses, a quienes no les importa bañarse en gasolina y ponerse en peligro de muerte con tal de obtener unos pesos para ayudarse a sobrevivir
Lo presenciamos en vivo. El chorro de gasolina ascendía como una gran fuente y cientos de personas trataban de obtener un poco del preciado combustible con cubetas, con palanganas, con bidones de diez litros, con lo que podían. Sin duda, pensaban en sacar para la semana, los muchachos para una camisa, para pasear con la novia.
Nuestra corresponsal Verónica Monroy transmitía en vivo con su celular desde San Primitivo, en Tlahuelilpan. Decía: “no es seguro, me voy alejar un poco”, cuando ocurrió la explosión que encendió el cielo y a decenas de pobladores del lugar que corrían como teas humanas. Estaban empapados en gasolina, una vez que se dio la chispa y explotó el ducto fue muy fácil que se prendieran.
¿Quién fue el culpable de la tragedia? Sin duda fue la pobreza. Las personas que llegaron a tratar de llevarse un poco de gasolina no eran huachicoleros, eran pobres que murieron de la peor manera. Los huachicoleros son otros, los de traje y corbata y grandes cuentas bancarias y esos no tienen necesidad de recoger la gasolina que cae de la fuga. Esos desde siempre se ponen de acuerdo con los funcionarios y ganan con el huachicol ríos de dinero. Los huachicoleros son dirigentes del crimen organizado, pero no los de Tlahuelilpan.
Sin duda, lo que salió a relucir con el evento es la dramática pobreza en que viven miles de hidalguenses, a quienes no les importa bañarse en gasolina y ponerse en peligro de muerte con tal de obtener unos pesos para ayudarse a sobrevivir.
Los mexicanos hemos apoyado al Presidente Andrés Manuel López Obrador en su cruzada contra los huachicoleros, por eso nadie ha protestado por el desabasto; preferimos formarnos por horas para conseguir combustible, porque sabemos que el gobierno federal está haciendo lo que le corresponde para terminar con el cáncer del huachicoleo.
Esperamos que, según las palabras del Presidente, la corrupción se barra de arriba hacia abajo, como en las escaleras, y que se den a conocer los nombres de los funcionarios de Pemex, de los empresarios que participaban en este acto criminal de robar combustibles. Y nos preguntamos: ¿acaso los ex presidentes no estaban enterados del saqueo de Pemex? ¿O también intervinieron?
Como siempre la peor parte se la llevan los pobres. En Tlahuelilpan los pobres sólo obtuvieron la muerte. En tanto, quienes ordenaron picar el ducto, quienes han obtenido enormes beneficios con el hurto de los combustibles siguen libres.
Hidalgo está de luto. Quienes murieron no eran por ningún motivo huachicoleros, eran gente pobre, quienes si hubieran tenido lo necesario jamás se habrían arriesgado para obtener unos cuantos litros de gasolina.