¿Qué tanto son 20 años para mentir?

Terraza

 

Hace unos días, un diario de circulación nacional “reveló” que Santiago Nieto Castillo, titular de la FEPADE, había dejado fuera de su ficha curricular y de su hoja de vida, un “pequeño” detalle, su trabajo como asesor del Partido de la Revolución Democrática.  Actividad que lo llevó a firmar tres contratos por un monto superior al millón de pesos.

Situación que sin duda, pone en entredicho su desempeño al frente del órgano regulador electoral; sin embargo, los consejeros electorales consideran que no deberá influir el perfil de Nieto Castillo, ni para su desempeño y mucho menos para el caso del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), que sirva decir que fue el partido del tucán quien revelo este caso.

Los conflictos más que de interés son políticos, podría leerse que en revancha al caso de Arturo Escobar, siendo este, el primer caso en el que según diversos especialistas se ha puesto un alto al Partido Verde Ecologista.

El problema no queda solo en que si omitió o no información Nieto Castillo sobre sus actividades laborales, el problema podría ir más allá, si hablamos de que en el 2016, habrá elección en 13 estados de la república. Un proceso nada despreciable cuando se trata de la antesala a la elección presidencial del 2018.

La credibilidad de cualquier dependencia, pero principalmente de sus representantes será determinante, para llevar un proceso pleno y confiado.

El conflicto político exigirá una respuesta que deje más o menos satisfechos a los detractores de Santiago Nieto, quién podría sustentar su defensa en que esto, es una sucia maniobra del PRI y del PVEM en venganza por lo hecho contra Arturo Escobar. Cosa, que no debería de tomarse así, ya que se supondría la determinación tomada contra el ex subsecretario, fue totalmente fundada y apegada a la ley.

Ahora resulta que omitir información y engañar al Senado en beneficio personal es peccata minuta frente a la malignidad de los acusadores. Y que describir todos y cada uno de los contratos de prestación de servicios suscritos como profesional no es el objeto central de una síntesis curricular, que pretende informar sobre el conocimiento y experiencia en una materia, palabras del mismo Santiago Nieto.

La política en México, lamentablemente se ve una vez más pisoteada, manipulada y por qué no, lastimada. Por políticos que sin importarles un ápice la ética, anteponen sus intereses, y claro, los de sus padrinos políticos.

El Partido de la Revolución Democrática, es el defensor de las causas  perdidas cuando a su favor se mueven las fichas, como sería este caso. Ahora en plena defensa de Nieto Castillo.

El senador Miguel Barbosa, se dijo sorprendido de la falta de memoria de los senadores que votaron el pasado mes de febrero, cuando según Barbosa, era de todos conocido que trabajó como asesor del sol azteca.

Por su parte Jesús Zambrano, también salió a su defensa y sostuvo que lo único que se pretendía era desviar la atención sobre el caso de Arturo Escobar.

Pero no hay que confundir las cosas. Escobar está siendo investigado y quizás en estos días salga el dictamen de inocente o culpable. La FEPADE realizó su trabajo al profundizar sobre la investigación, quizá más allá del propio resultado, la finalidad era resaltar los altos costos de los abusos electorales; y otra cosa es la omisión u ocultamiento de información por parte de Nieto Castillo sobre su pasado partidista y poder alcanzar la titularidad de la fiscalía, con lo que se puede alegar que actuó con malicia. El titular de la FEPADE ha pretendido hacer caso omiso y tomar en cuenta los reclamos y señalamientos al respecto. Y no se ha salido de su script, señalando que el currículum vitae que entregó al Senado era una síntesis de su vida profesional, síntesis que abarca dos décadas de su actividad. Entonces, ¿cómo podemos interpretar, la omisión de ese “pequeño detalle”?

El problema es, de que estamos hablando de la elección del titular de un órgano fiscalizador electoral, “autónomo y neutral”. Que vigilará, regulará y juzgara los próximos  procesos electorales. La opinión pública, partidos políticos y ciudadanía, ¿podremos confiar en su imparcialidad?

Reza un refrán que para el caso utilizó Pablo Hiriart, “para tener la lengua larga hay que tener la cola corta”.  Y vaya que queda para el caso del fiscal. Si el PVEM incurrió en delitos electorales, que sea castigado, al igual que si el exsubsecretario y vocero del partido del tucán Arturo Escobar, cometió irregularidades al ejercer este último cargo, que sea sancionado. El problema es que alguien carente de moral, no podrá ser quién lo juzgue.

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