Que el arte de la cera llegue a las mentes y a los corazones de la gente: Nicolás Hernández

REPORTAJE 

El “cerero tradicional”, es un orgullo para el estado de Hidalgo, por el trabajo que realiza con sus manos y que será expuesto próximamente en El Vaticano.

En sus manos está el compromiso y la responsabilidad, de mantener una tradición que se niega a sucumbir ante la modernidad y los embates de la aculturación, porque la elaboración de artesanías con cera natural, no sólo es arte, es también la cosmovisión de un pueblo: combativo, reacio, fuerte y que es ejemplo de resistencia.

Nicolás Hernández Nube, es uno de los “cereros” de mayor tradición en Ixmiquilpan, el que representa mejor que nadie a esta cultura, la Hñahñu, porque en él está impregnado todo lo que este pueblo es, luchador social, premio de artes populares y hoy, también un maestro, que dice, no se siente celoso por sus conocimientos, su deseo es llegar a más generaciones y que el arte de la “cera” llegue no solo a lugares, sino a las mentes y a los corazones de la gente.

Nos recibe en su taller en el barrio de San Miguel, hoy prácticamente devorado por la urbanidad. Nos muestra parte de su amplio trabajo y nos explica sus técnicas tradicionales y las que él mismo ha innovado, lo cual le han permitido ser reconocido a nivel nacional.

Su trabajo será admirado en el Vaticano, en Roma, en el mes de diciembre próximo. Su Santidad, Papa Francisco, será el encargado de inaugurar el altar a la Virgen de Guadalupe y el Nacimiento del Niño Jesús, que estarán decorados con piezas de cera, elaboradas por las manos maestras de Nicolás y su familia.

Es un gran compromiso, nos dice, porque quiso representar en este trabajo, el pensamiento de todos los cereros del país, hoy apenas unos 12 estados cuentan con estos artesanos ya en peligro de extinguirse. No fue necesario rebuscar, nos confía, porque las piezas están inspiradas en el Mezquital, sus flores y sus cactus. Son piezas únicas y estarán en uno de los recintos más sagrados del mundo.

Las creaciones hechas con cera: no es un asunto decorativo, sino una ofrenda.

Y no es cualquier ofrenda, para una comunidad indígena, la cera es prioridad en sus ceremonias religiosas, puede faltar todo, menos la manda. “Son mandas, son ofrendas. Hay que llegar a la mente de los feligreses, esto es una ofrenda, es una tradición, hay que estarlos cultivando constantemente”.

Y aunque es cada vez más difícil obtener la materia prima debido a la reducción de apicultores y a la producción de una resina especial que solo producen los árboles de oyamel, nos dice que su trabajo continuará y para ello junto con su familia, apoyan a nuevos alumnos. Orgulloso nos dice, que un alumno suyo, hoy sigue sus pasos, es ya un “cerero” tradicional en el municipio de Tasquillo.

Las mandas de cera, surgieron en algún tiempo cuando una sequía en que no hubo flores naturales, obligó a un párroco a decorar las velas con la propia cera, una especie de escamas, de ahí el término de “escamar velas”. Con el tiempo, se realizaron cuelgas, las cuales se colocan en la espalda de los Cristos, las cuales son monumentales y se lleva hasta tres meses para su elaboración.

El trabajo de Nicolás, no solo es conocido y reconocido en Ixmiquilpan, cuyas piezas porta el santo patrono, el Señor de Jalpan, además en municipios aledaños en los santuarios religiosos más importantes, pero también en otros estados como Querétaro, San Luis Potosí, Estado de México, entre otros, ahora será en Roma, Italia.

Y este es el Ixmiquilpan, el que sigue resistiendo, a pesar de todos los embates, hoy el de la violencia extrema. De malos gobernantes que han convertido a este municipio en una referencia de lo negativo y del escarnio. Ixmiquilpan, es más que la mala publicidad, es un pueblo que mantiene vivas sus costumbres, sus tradiciones, que es una referencia y sostén cultural del pueblo Hñahñu.

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