CITAS CLANDESTINAS: DELITO PERFECTO/REPORTAJE (PARTE4)
• La cita se realiza en un lugar público, tras ganarse la confianza y analizar a la víctima el delincuente lo lleva hasta donde están los cómplices
• Compras con tarjetas en tiendas de autoservicio e incluso robo a casa de la víctima llegan a suceder con este modus operandi
Para “Marcos” lo de las citas para encontrar alguien con quién tener sexo resultaba muy peligroso, sobre todo porque desconfiaba ir a casas ajenas y porqué en su hogar (Real de la Plata) habita su familia y por ende resultaba imposible, llevar a un hombre y encerrarse en su recámara, porque su familia no sabe sobre sus preferencias sexuales.
Por lo anterior optaba por concretar alguna cita, medio conocer a la persona, tener contacto con él, salir a un lugar público y si todo seguía en la misma sintonía ir a un motel para concluir con un desfogue pasional, la cacería era hecha en las aplicaciones, sin embargo esta vez iría muy lejos, él se convertiría en la presa pero no del deseo y desenfreno sexual, sino de una banda de delincuentes que aunque no lograron despojarlo de todas sus pertenencias si le hicieron un gran daño económico y puso en riesgo a su familia.
“Ya había logrado concretar con otros chavos, y siempre había sido así, en la aplicación mandas fotos si no te gustan los bloqueas o te bloquean y punto. Pero cuando se lograba dar, pues todo cambiaba, salíamos a algún lugar y de ahí veíamos si nos latía nos íbamos a un motel, nunca me ha gustado ir a casas”, explicó el joven de 28 años de edad.
Aquella ocasión la cita no fue en un centro comercial ni en una cafetería, el chavo le había dicho que no le gustaba mucho que lo vieran en lugares como esos acompañado solo de otro hombre, que prefería que se vieran en un parque o en la calle, en un punto donde pudieran caminar y platicar.
“En la aplicación encuentras de todo, pero sí es muy raro que encuentres a alguien que en lugar de querer salir a una plaza comercial o cafetería o bar, te diga que prefiere caminar en un parque o una calle, en el momento te llama la atención porqué también te da ilusión que la otra persona es alguien diferente, alguien que no busca que le invites algo, pero solo fue un engaño de este cabrón”, cuenta Marcos a Diario Plaza Juárez, en tanto como los otros, no quiere que se dé a conocer su nombre e incluso balbucea para decir su domicilio.
Marcos no es muy alto, es muy delgado y le gusta vestir bien, su ropa es de marca y seguramente en las fotos que ha utilizado los delincuentes se hayan percatado de eso, y aunque asegura que en ningún momento dio otro medio de contacto como Facebook, sí lo hizo con el WhatsApp, lo cual se traduce en que intercambiaron números telefónicos previo a la cita y quizá con un poco de confianza resultó que con su número dieran con algunas de sus otras redes sociales, ya que más adelante se daría cuenta de que los atracadores conocían más allá de lo que había contado en “Grindr”.
La cita
El lugar indicado fue el Parque Hidalgo, lugar al que Miguel en esa ocasión acudió sin carro, debido a que lo tenía averiado, sin embargo no sabía con certeza lo que sucedería y en todo caso de que se llegara a algo más, podrían ir en el carro del otro o bien quedar otro día.
“Estaba muy guapo, no era el de la foto de Grindr, pero no me importó estaba mucho más guapo que el de la foto, no estaba muy grande pero si tenía medio marcado el cuerpo. Llevaba una camisa pegadita y un pantalón de vestir. Él se disculpó por no poner fotos reales, me dijo que era porque era de closet y que si no me había gustado que ahí la dejáramos, que no habría problema, pero a mí me gustó y seguimos, me dijo que camináramos para no estar en un solo lugar”.
De esa forma, los dos caminaron rumbo a la glorieta a Madero, y fue en ese transcurso cuando de una camioneta se abrieron las puertas lo subieron en cuestión de segundos, y comenzó el infierno de una cita clandestina que terminaría en una experiencia más que desagradable para Marcos.
El riesgo
Tras subirlo a la camioneta, tres sujetos y el hombre que lo citó sometieron a Marcos, revisaron su cartera, y lo hicieron que los llevara hasta su casa en “Real de la Plata”, sin embargo el hecho de que estuviera su familia fungió como arma de doble filo, por una parte no se atrevieron a entrar pero por otra supieron dónde vivía y por ende lo siguiente sería más fácil, con la amenaza de que si hacía algo extraño regresarían a su casa y tomarían represalias con la familia.
“Tenían acento como del norte, no eran de aquí, por un momento sospeché del acento chilango pero después todo quedó claro, eran del norte, hablaban golpeado como en el norte. Me dijeron que tenía que hacer todo lo que me dijeran o –se iban a chingar- a mi familia, me llevaron a tres Oxxo y compré con la tarjeta botellas, cajetillas de cigarros y otras cosas que agarraron, y como vieron que había pasado intentaron hacer más”.
Sin necesidad de más que una amenaza, de pronto Marcos estaba dentro de una tienda comprando una pantalla, y otras cosas. Ya les había dicho a los delincuentes que no tenía mucho dinero en la tarjeta pero al poder pagar en los Oxxo más de 2 mil 500 pesos, lo llevaron a un cajero en donde “afortunadamente” se había quedado sin dinero pero el estado de cuenta reflejaba que tenía casi 15 mil pesos.
Sin embargo ante las operaciones hechas antes, la tarjeta no fue aceptada en la tienda departamental, y a pesar de que todavía tenía dinero no lo pudieron sacar y no pudieron terminar las compras, lo que generó mucho enojo a los delincuentes.
La libertad
Tras recibir la amenaza de pedir rescate por él, lo que causó pánico en Marcos y para verse “indulgentes”, le quitaron la cartera, le dejaron un billete de 20 pesos, lo despojaron de su celular y le dijeron que si había alguna denuncia o incluso si alguno de ellos era detenido, irían “los grandes” a masacrar a su familia.
Así llegó a su casa fingiendo que lo habían asaltado, tampoco hubo denuncia por eso, los próximos días vivió con incertidumbre y miedo, casi no salía y al asomarse por la ventana entraba en pánico de saber que ellos podrían estar afuera, sin embargo no regresaron.
“Fue muy tonto, me sentía muy mal, pero tampoco podía hacer nada, como faltaba poco para que me entregaran mi casa, les dije a mis papás que nos fuéramos allá, y la otra la rentamos, eso me dio gran alivio, ya no estamos ahí, pero aun así cuando veo una camioneta o escucho gente que habla con el mismo acento no puedo evitar recordar lo que sucedió aquella tarde”.
La cita había sido a las 15 horas y él estuvo libre a las 21, en seis horas los delincuentes lo despojaron de alrededor de 12 mil pesos, entre lo que llevaba en la cartera, lo que pagaron en las tiendas Oxxo, y su celular que aunque no era nuevo estaba bien cuidado y todavía no hacía el año de haberlo comprado. No se pierda la quinta parte de este reportaje “CITAS CLANDESTINAS: DELITO PERFECTO” titulada “Sin denuncia sólo queda la impunidad”.