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¡Un lugar donde la justicia es selectiva!
En realidad, cuando pertenecíamos al tercer mundo esas cosas quizá pasaban, de manera aislada pero seguramente ocurría, donde la ley solo se aplicaba a las tres “p”: “a los Pobres, a las Prostitutas y a los Pendejos”, pero hoy, solo son recuerdos, ahora la justicia se aplica parejo para todos, sin importar, sexo, religión ni condición social.
O sea, es muy de resentidazos sociales, pensar que en México, peor, en Hidalgo, se fabriquen culpables, en serio, no sabemos de dónde sacan esas tonterías. Tal vez en Suecia, en Dinamarca o en Suiza, pasen cosas raras con la justicia, pero, ¿en México?
Pedir justicia, está bien, pero exigir que caigan los verdaderos culpables, eso ya es avaricia. O sea, en esta vida no se puede tener todo, hay que tener límites, entiendo que los tiempos modernos nos comen y que estamos confundiendo la libertad con el libertinaje, pero parecemos los niños chiquitos de ahora, que si no consiguen lo que quieren, se tiran al piso, se ponen violentos, avientan adornos de casa, no están locos, no están locos, solo están… desesperados.
Por ejemplo, en el caso de Leobardo Hernández Regino, quien falleció en un enfrentamiento con policías afueras del Palacio de Gobierno de Hidalgo, la autoridad dijo que ya está detenido un presunto responsable. Pero como sucede en estos casos, no están satisfechos y exigen que debe darse con los verdaderos culpables no solo de esta muerte, sino de quien los llevó al enfrentamiento.
Los resentidos sociales dirán, que en un estado de derecho de medio pelo, ya estaría siendo separado de su cargo al encargado de la política interna del estado, el de seguridad pública y de paso, al presidente municipal de San Salvador, por su relación directa e indirecta con los hechos. El que la policía no esté capacitada, no es culpa de los elementos policiacos, sino de los mandos con mayor jerarquía que consideran la capacitación un gasto y no una inversión, porque el encargado de entablar el diálogo no lo hizo eficazmente y porque el alcalde, pagó el traslado de los vecinos, sabiendo la respuesta, pero más aún, a quién más le ha convenido este desenlace fatal, es justamente a él, porque si algo les fascina a los de la izquierda recalcitrante, son los mártires y él ya tiene uno en su bolsillo, cuya muerte usará para su beneficio.
Y en Progreso de Obregón, primero fueron crucificados a las y los policías, acusados previamente por el delito de feminicidio, por la muerte en los separos de la doctora, Beatriz Hernández, quien en realidad se quitó la vida y los cargos cambiaron. Aquí, también los resentidazos dirán, que este caso, genuinamente no existe un interés de esclarecer los hechos, sino de administrarlo políticamente y tampoco habrá consecuencias reales para los responsables, en este caso el ayuntamiento, comenzando por el alcalde, Armando Mera, que confunde un negocio de tortillas a aplicar políticas públicas, entre ellas, tener una policía profesionalizada. A este paso, en breve estaríamos no solo pidiéndole disculpas, sino perdón a la autoridad que debería procurar la justicia.
En corto:
* Este fin de semana, la diputada local, Lisset Marcelino, acudió a visitar a la prisión, al ex diputado federal, Cipriano Charrez Pedraza, con esto, aumenta la presión política que exige una revisión del caso.
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