NÚMEROS CLAROS
Lejos de lo que señala la Canciller Ruiz, renegociar el TLCAN o su desaparición, no sería costoso para los Estados Unidos y Canadá, cuyas economías están perfectamente integradas en función del desarrollo que han logrado, sino que sería costoso para México, que vería cerrada esa válvula de escape y distensión de sus problemas sociales.
México se ha convertido en campeón mundial de los Tratados de Libre Comercio (TLC) desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, fortalecido con el Acuerdo de asociación Estratégica. Sin embargo, después de los 16 TLC firmados, incluyendo el reciente Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (Trans-Pacific Partnership -TPP-), el cual excluye a China, los resultados en términos de crecimiento y empleo no son realmente evidentes.
Contrariamente a lo deseado por el gobierno, la pobreza parece ser el resultado más evidente del libre comercio en México y la liberalización de las inversiones, dentro de una política económica del gobierno federal, que pretende dejar en manos del sector privado absolutamente todo, incluyendo la salud, la educación y el suministro de todos los servicios públicos, por los cuales millones de ciudadanos pagan impuestos, derechos y aprovechamientos para sus financiamiento.
El candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, ha sido claro, y parece estar determinado: no quiere saber más del TLCAN, al cual acusa de afectar la creación de empleos en su país y exportarlos a México y otros países con los cuales se han firmado acuerdos comerciales. En el mejor de los casos, en su visita reciente a México ha hablado de renegociar el TLCAN, lo cual, al igual que el Brexit en el Reino Unido, llevaría un tiempo mientras se aplican las salvaguardas previstas.
Cuando el presidente Enrique Peña Nieto habla de lo riesgos, de los peligros que corre México bajo la posible presidencia de Donald Trump, no se equivoca. En efecto, después de 1994, año en que entró en vigor el TLCAN, México exporta hacia los Estados Unidos más del 80% del total de sus exportaciones, y la infraestructura carretera, portuaria, ferroviaria, aérea y aduanera se ha modernizado y construido en función del comercio con nuestro vecino del norte.
No se han mejorado los puertos, ni las carreteras y aeropuertos para facilitar el comercio con China, con los países asiáticos, centroamericanos o sudamericanos, incluso europeos; por supuesto que no, todas las inversiones han ido para mejorar la infraestructura de las comunicaciones con los Estados Unidos, para acceder a sus mercados y a los de Canadá.
Ahora las esperanzas del gobierno federal están puestas en que sea Hillary Clinton y no Donald Trump quien llegue a La Casa Blanca, o a que cumpla lo dicho en su visita a México en el sentido de modernizar el TLCAN; pero después de escuchar lo que dijo en México Trump y luego afirmó en Phoenix, Arizona, vale la pena preguntarnos, ¿Realmente renegociará el TLCAN o lo modernizará, dejándolo con vida, o lo eliminará, como ha prometido? Esa es la preocupación del presidente Peña Nieto.
Por esa razón es que su Canciller, Claudia Ruiz Massieu, este lunes en el Foro Global de Alto Nivel del TPP, señaló que el TPP viene a modernizar al TLCAN, por lo que no debe renegociarse, algo que podría solucionar todas las preocupaciones del gobierno de México; pues si llegara Trump a La Casa Blanca y pusiera fin al TLCAN, ello podría colapsar al país y meterlo en una espiral de inestabilidad política y social; no sólo porque cada año México envía más del 80% del total de sus exportaciones, sino porque la deportación inminente de millones de mexicanos ilegales, y la fortificación de la frontera norte por parte de los Estados Unidos, dejaría varados a miles y miles de indocumentados de toda América Latina.
No creo que el TPP modernice el TLCAN, son dos tratado distintos, firmados entre países diferentes, y pese al interés de Barack Obama, de seguir haciendo de los Estados Unidos el centro de la economía capitalista mundial, y de ser ellos quienes dicten la política comercial del planeta, tal como lo dijo al aprobarse el TPP, otras voces y otros vientos podrían hacer pedazos esa lógica de integración regional de las economías del norte del continente, en las cuales hay enormes asimetrías que las separan de México y lo convierten en un problema.
Lejos de lo que señala la Canciller Ruiz, renegociar el TLCAN o su desaparición, no sería costoso para los Estados Unidos y Canadá, cuyas economías están perfectamente integradas en función del desarrollo que han logrado, sino que sería costoso para México, que vería cerrada esa válvula de escape y distensión de sus problemas sociales, motivados por el bajo crecimiento de su economía y generación de empleos, cuya mejor expresión lo constituye el aumento de la inseguridad, la violencia, el crimen organizado y la pobreza.