Pueblos fantasmas de México que ahora son todo un atractivo turístico

  • Auténticas poblaciones que, por una causa u otra, fueron abandonadas a su suerte. Los llamados “Pueblos Fantasma”, forman parte del inmenso acervo de atractivos turísticos

Sus calles y casas vacías expresan nostalgia. En estos lugares, hablamos en voz baja sin darnos cuenta, para no despertar a los espectros. Estos lugares cuentan parte de la historia de cómo fue la vida en ellos y los vemos como el escenario de un teatro que se ha quedado sin actores.

Varios de ellos fueron pueblos mineros que murieron cuando su principal actividad dejó de ser redituable, otros fueron azotados por desastres naturales y de algunos más no se conocen las causas, solo se sabe que ya nadie vive ahí.

Si lo tuyo es la quietud, la calma y la nostalgia por un México que ya no existe, puedes planear un viaje a algunos de estos enigmáticos lugares, que seguramente llamarán tu atención.

Real de Catorce y San José de Coronados, San Luis Potosí

Hoy en día, además de ser un pueblo fantasma, Real de Catorce también es un Pueblo Mágico, a un poco más de dos horas de la ciudad de San Luis Potosí.

Su pasado minero se hace evidente desde que llegas, ya que para entrar al pueblo, debes pasar por el singular Túnel Ogarrio. Este oscuro pasaje se extiende por dos kilómetros y fue construido con mazo y cincel a finales del S.XIX.

Al salir, pensarás que has viajado en el tiempo, pues Real parece no haber cambiado desde que vivió su auge, también en el S. XIX, con la explotación de las minas de plata de sus alrededores. Al topar con un manto acuífero, la mina principal dejó de ser explotable y las cercanas no rindieron lo esperado, así que la población lo fue abandonando.

Aunque durante muchos años fue olvidado, Real de Catorce, con sus impresionantes rincones, fue ganando fama como destino turístico y hoy es muy visitado, pero si quieres sentir la verdadera atmósfera de un pueblo fantasma, debes visitar al vecino San José de Coronados, el cual también se quedó sin un alma cuando cerraron las minas, pero que no ha corrido con la misma suerte de su famoso vecino.

Ojuela, Durango

Fue fundado por el jesuita Servando de Ojuelos. Los españoles descubrieron ahí, en 1598, una gran mina de plata, bautizada como Santa Rita, donde hubo oro, plata, manganeso y zinc.

Fue un lugar próspero que contribuyó al desarrollo de Durango y de Coahuila. Sin embargo, una inundación provocada por una terrible tormenta a mediados del S. XX terminó con la actividad minera. Debido a la falta de trabajo, gran parte de la población empezó a abandonar el pueblo.

Uno de sus principales atractivos es un puente construido en 1892 y remodelado en 1992, el cual se atraviesa a pie. Está a 95 metros de altura y mide 318 metros de largo.

En los alrededores se pueden admirar los impresionantes paisajes de Mapimí y de la Zona del Silencio.

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