• El Gobierno de la provincia de Jiangxi, al sureste de China, ha lanzado una campaña contra los entierros para así destinar las tierras para el cultivo. La medida ha generado indignación entre los vecinos que no quieren incinerar a sus seres queridos, sino sepultarlos
Hay una larga tradición en la China rural de que las personas tengan ataúdes hechos a medida, que luego se guardan en casa durante años con la esperanza de traer longevidad y buena suerte. Muchos ancianos no están dispuestos a separarse de sus ataúdes y de la entrega voluntaria, las autoridades han pasado a la segunda fase: llevárselos por la fuerza
Un anciano trata de evitar que las autoridades se lleven el ataúd en el que quiere ser enterrado metiéndose en él y protegiéndolo con su cuerpo. Una anciana llora desesperada en el suelo cuando se llevan el suyo.
En fotografías y vídeos compartidos en las redes sociales chinas, se ve a funcionarios que en un velatorio sacan el cadáver y confiscan el féretro a la fuerza mientras los familiares se llevan las manos a la cabeza. O cómo la Policía amontona miles de ataúdes y las excavadoras los destrozan. Son algunas de las escenas de dolor, furia y desesperación que se han repetido a lo largo de toda la semana en la provincia china de Jiangxi.
La causa es una campaña institucional que prohíbe a las personas en esta provincia del sureste de China enterrar a sus muertos. El Gobierno provincial quiere promover las incineraciones para así ahorrar tierras y destinarlas al cultivo.
Con el objetivo de llegar a la cifra de «cero entierros» el 1 de septiembre, las autoridades en las regiones rurales están librando una guerra contra la práctica tradicional del entierro. Una guerra que los más ancianos ni entienden ni comparten.
El Gobierno de esta provincia de 45 millones de habitantes empezó prohibiendo poseer o hacer ataúdes, de modo que los funcionarios han pasado los últimos seis meses confiscando féretros. Primero los que los ciudadanos entregaban de forma voluntaria: 5.800 de 24 aldeas y municipios en el condado de Gaoan, según informó el portal chino de noticias Thepaper.cn. Las autoridades ofrecieron unos 2.000 yuanes (252 euros) por ataúd como compensación.
Pero se trata de una población rural para la que el tener un entierro adecuado es fundamental y que dedican los ahorros de mucho años en pagarse un ataúd valorado en unos 5.000 yuanes (630 euros).