
El Faro
Toda la antigüedad buscaba reafirmar sus conquistas acudiendo a la memoria del pasado (aletheia). Comparando lo que se hacía con lo que se hizo en los tiempos mejores podían tener la certeza de lo adecuado de los hechos. A partir del renacimiento y de la ilustración, se dejó de voltear la mirada al pasado y se lanzó con optimismo hacia el futuro. Nació, así, la noción de progreso.
Tan fuerte es la esperanza en lo porvenir que varios autores estructuraron el sistema humano desde la capacidad de lanzarse hacia el futuro en un empeño existencial por conquistar las posibilidades que le pertenecen. A esta estructuración temporal se le identificó, aplicada al ser humano, como su condición “futuriza”.
Hace poco más de una semana se votó en Hidalgo por un nuevo gobernador. Salió electo, por primera vez en más de setenta años, alguien no perteneciente al Partido Revolucionario Institucional. El domingo pasado se le dio la constancia al candidato ganador.
Existencialmente, para la comunidad, no solo para los individuos, se abre la puerta a un futuro de nuevos logros. Esta elección puede ser el principio de nueva realidad y de conquistas por alcanzar. Hasta ahora las noticias son solamente esperanzadoras, no van más allá. Sin embargo, la ilusión de un cambio puede ayudar al propio cambio.
Sin embargo, como decíamos en la columna anterior de este mismo espacio, nada se da porque sí. Si el gobernante y su equipo de trabajo no son capaces de responder a los grandes retos que el estado tiene; si los ciudadanos seguimos extendiendo la mano para ver si las migajas que caen del poder nos alcanzan, si no tenemos la inteligencia para imaginarnos mucho mejor que como somos y estamos, no habrá servido para gran cosa.
La toma de decisión no es solamente de un momento, sino que alcanza las consecuencias sostenidas que produce la decisión. Además de esta constancia, es imprescindible el tesón y el esfuerzo de todos para llegar a la meta. Si voto y me siento a mirar, no pasará nada. Si voto y espero que el gobernante me solucione la vida, no pasará nada. Soy imprescindible en el esfuerzo de mi propia comunidad. Es un compromiso de mi calidad de ciudadano.
En otros estados de la República, con la alternancia política se ha transformado la situación para bien. Los políticos se han dado cuenta de que dependen de los ciudadanos para mantenerse en el poder, no ya de los malos manejos internos de los poderes políticos. Los ciudadanos se han dado cuenta de que tienen que comprometerse con sus propias decisiones.
Esto es lo que tenemos enfrente. Nuevas posibilidades, mayor ilusión, mejor imaginación, fortaleza para alcanzar metas. Si se frustra, es posible que regresemos al aletargamiento servilista en que vivímos en Hidalgo