• Nos recuerdan el nacimiento del Niño Dios y las costumbres en torno a la religión católica
Nueve días antes de la Navidad, del 16 al 24 de diciembre, vecinos de distintas colonias y barrios de Pachuca, se reúnen en casas, oficinas, plazas públicas y calles para mantener vivas las tradicionales posadas navideñas que recuerdan el nacimiento del niño Dios y las costumbres en torno a la religión católica.
Se hace de noche y comienza la posada de la primera sección del fraccionamiento San Javier, donde la gente llena el lugar y las piñatas adornan la calle, de repente, el olor a ponche se impregna en tu nariz y cautiva tus sentidos.
Los de afuera comienzan a cantar: “en el nombre del cielo, os pido posada, pues no puede andar, mi esposa amada”, y los de adentro responden: “Aquí no es mesón, sigan adelante, yo no puedo abrir, no sea algún tunante”. Y cuando acaba el canto comienza la convivencia en donde el anfitrión de la morada ofrece comida y bebida caliente.
Una piñata con siete picos, uno por cada pecado capital, es alzada al aire, y ahí, con sus múltiples colores, espera colgada de un lazo en lo alto, a ser golpeada, y con el canto de “dale, dale, dale, no pierdas el tino porque si lo pierdes, pierdes el camino”, la piñata se rompe y niños son recompensados.
Al final, los fuegos artificiales con pequeñas luces de bengala, no se hacen esperar y aparecen para iluminar el recinto y dar alegría a chicos y grandes.