Mochilazo en el tiempo
El mexicano no es trabajador, es chambeador; no va a trabajar, se va a chambear; no busca trabajo, sino chamba. De acuerdo con la Real Academia Española, chamba se utiliza coloquialmente para llamar a un empleo o trabajo en América Central, Ecuador y México.
Una de las versiones más difundidas señala que su origen se remonta a la década de los 40, cuando los gobiernos de México y Estados Unidos llegaron a un acuerdo temporal: los mexicanos irían a trabajar a campos estadounidenses, donde escaseaban hombres por la participación de ese país en la Segunda Guerra Mundial. El tratado duró de 1942 a 1964.
Los llamados braceros se dirigían a Chambers of Commerce (Cámaras de Comercio) cuando terminaba su contrato con el fin de renovarlo o buscar uno nuevo. En su mayoría no hablaban inglés, se dice que fueron deformando poco a poco el término chamber hasta convertirlo en “chamba”, así llamaban a su búsqueda de trabajo.
Esta referencia se popularizó en otros países latinoamericanos por el cine y televisión mexicanos, pero la expresión es más antigua, presente en la Real Academia desde 1884 con el significado de chiripa.
El uso de esta voz en España se remonta a la época medieval con el idioma galaicoportugués o portugués antiguo (gallego portugués), una lengua muerta que se hablaba en la franja noroccidental de la península ibérica, donde la palabra chambaõ refiere a una pierna, o bien señala a una persona torpe o poco hábil.
En el portugués actual el término indica que alguien es maleducado, grosero y desaliñado. Es posible que chamba derive el adjetivo chambón, en la lengua española también nombra a una persona “poco hábil en cualquier arte o facultad”.
“Los chambones siempre están de malas…hacen mal su trabajo”, dice Guido Gómez de Silva en el “Diccionario breve de mexicanismos”. En tanto, el “Diccionario de mejicanismos” de Félix Ramos y Duarte incluye chamba desde 1895: “trabajo, ocupación, diversión”, o bien, “oportunidad, ganancia, negocio”.
Africanismos del español
“El diccionario de Corominas sí propone una etimología similar para chamba y chambón procedente del portugués antiguo. No obstante, creo que las etimologías de estas dos palabras no están emparentadas y cabe pensar que con el paso de los siglos muchas palabras por proximidad fonética terminan cruzando sus significados”, dice la lexicógrafa Valeria Guzmán, colaboradora de la Academia Mexicana de la Lengua.
A su parecer, no deja de ser interesante referirse al posible origen portugués de este vocablo, pues durante la época del Virreinato, los portugueses fueron quienes más comercializaron con esclavos africanos.
“Se supone, por lo menos teóricamente desde la lingüística, que debe de haber habido una lengua incipiente que fuese una especie de mezcla afro-portuguesa, con un léxico escueto y una sintaxis simplificada”, dice.
La aportación de las lenguas indígenas a nuestro español actual es muy reconocida, pero regularmente se pasa por alto que en el siglo XVI, en esos barcos con esclavos traídos desde África, también venían sus propias costumbres y lenguas, sin embargo, se hicieron a un lado en la historia.
Luis Fernando Lara menciona en su artículo “Africanismos en el español en México” que, de las palabras de origen africano difundidas en Nueva España, tres nombran objetos relacionados con el trabajo de los esclavos: mochila, mucama y chamba.
De los significados relacionados con el trabajo, en yoruba (una lengua perteneciente a las lenguas Benué-Congo) changbe es “cortar matorrales” o “limpiar el terreno”. Además, en lucumí (variedad del yoruba) se usa changbo, para definir “cortar el monte para la siembra”. Los esclavos hacían labores en el campo.
“La maravilla de la palabra chamba en México es su productividad y su actualidad… Puedes haber tenido el sustantivo chamba pero de ahí tienes chambear, chambitas, chambeador y también palabras como chambista en el sentido de ‘poco comprometido con el trabajo’, que es interesante también, porque es un opuesto al chambeador”, detalla Guzmán.
Los africanos nos heredaron su fuerza y además, un nombre para el trabajo. Esta voz tuvo toda una travesía para que nosotros podamos decir que estamos chambeando.