La amistad como elemento político
Más allá de las frases cursis que romantizan la amistad, es claro señalar que las amistades son espacios de convivencia dialéctica y política en el que continuamente se comparten lazos de intimidad, tensión y conflicto.
Los vínculos pueden ser perversos, cuando se encubre conductas o justifican actuaciones, como el amigo que emborracha a mujeres para violarlas, el amigo que golpea a su pareja o bien quienes se ríen de los chistes misóginos diciendo que solo son un chiste, cuestionar y ser consciente de lo lacerante es uno de los retos más complejos.
La amistad implica dejarse ver desde las ópticas de otras personas que a menudo puede ser desafiante. Sin embargo, las y los amigos constantemente son la red de protección y apoyo donde descansamos los pesares, a quienes confiamos nuestros anhelos y quienes conocen también los demonios que encarnamos, son respaldo de lo que la familia no comprende y el soporte en las condiciones más difíciles.
Construir amistades desde la ética, el buen trato y la dignidad es una tarea que poco a poco se comienza a generar. Para las mujeres a quienes las estructuras sociales y patriarcales nos han enseñado la rivalidad y la competencia, derribar estas barreras es un trabajo de todos los días.
Conservar amistades o dejar ir, resulta una decisión que requiere de valor y honestidad principalmente cuando generamos expectativas sobre la manera en la que esperamos que las y los otros reaccionen o cuando somos nosotros quienes no cumplimos esas perspectivas. Transitar en común implica una serie de negociaciones de ida y vuelta, por lo tanto, las amistades en ocasiones son impulso y en otros momentos freno.
En los últimos años la ola feminista ha crecido, entre otras cosas, por los lazos de amistad que han surgido a razón de la indignación, la impotencia y también de la posibilidad de agencia a través de la unión de las voces para hacer eco en las calles, en los trabajos y en todo espacio donde es necesario ser escuchada.
Las redes entre mujeres se han formado, para sostener, acompañar y luchar. No obstante, el derecho a disentir, la pluralidad de ideas y el reconocimiento de lo diverso pueden ser elementos que fije límites en las relaciones, consideraciones políticas que cruzan el cuerpo, la mente y las interacciones.
Las reglas no escritas de la amistad pueden ser el conjunto de símbolos, límites y alcances hasta donde la confianza no es mermada, ni la individualidad cruzada, si las tensiones lastiman, “bandera roja”.
Por todo lo anterior, la amistad y especialmente la amistad entre mujeres es un elemento político, que permite la supervivencia en un país violento, desigual y con precariedad económica. La amistad entre mujeres es un constante grito de “No estás sola, yo te creo”.