Fiestas decembrinas, el terror del descuido
No todo es alegría y felicidad en las fiestas decembrinas, pues en un sistema patriarcal, estas épocas son tierra de cultivo para cometer agresiones y poner en situaciones de vulnerabilidad a las personas, especialmente a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
De acuerdo con la Unicef, los abusos sexuales infantiles son cometidos mayoritariamente por familiares o amigos cercanos, quienes aprovechan los lazos de confianza que existen. En este sentido, esta columna pretende prender los focos de atención y promover los cuidados para que estas fechas guarden momentos felices y no secretos de familia.
Al respecto es fundamental, que la niñez y adolescencia defina con autonomía con quién quiere estrechar lazos sin que sean obligados a saludar o convivir a la fuerza, creer en las palabras de las niñas, niños, adolescentes es esencial en la prevención y atención, aprender a decir ¡NO! y hacerles saber sobre el derecho que tienen a no querer estar en un espacio o con la compañía de otras personas puede hacer la diferencia.
El silencio y la impunidad, son aliados que a menudo rompen los proyectos de vida desde la niñez, marcando con recuerdos de dolor e incomprensión a las generaciones. En México las cifras de abuso sexual infantil son desgarradoras, y existen por la permisividad social, porque hasta hace unos años no se nombraba, ni se hablaba de estos temas.
Afortunadamente existen voces que gritan “educación sexual para decidir” y que rompen con los patrones o cánones de las “señoritas bien”, esos que tanto daño han generado con estereotipos y modelos servilistas a una cultura patriarcal.
Se requiere desmontar los mitos sobre la educación sexual integral, pues a estas alturas es muy cuestionado que en los planes curriculares se incorpore una materia al respecto, que entre otras cuestiones la UNESCO ha descrito los objetivos de la educación sexual como “enseñar y aprender sobre los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad”. Su objetivo es dotar a los niños y niñas, y a los jóvenes, de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que les empoderen para: ser conscientes de su salud, su bienestar y su dignidad; desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas; valorar cómo sus elecciones afectan a su propio bienestar y al de los demás; y comprender y garantizar la protección de sus derechos durante toda su vida”.
Sin embargo, existe una mínima repugnancia a reconocer que una de las formas en las que se aprende sobre sexualidad es a través de la pornografía, es un secreto a voces, del cual la cantante Billie Eilish, en esta semana abrió el debate al hacer público que desde muy pequeña estuvo expuesta a la pornografía.
Por lo anterior, en estas fiestas decembrinas, por favor, por favor prenda todas las alertas de cuidado y protección, por una infancia, adolescencia, juventud y madurez digna y feliz. Hagamos esto por el derecho de existir.